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Aniquilará TLC en 2008 al campo mexicano

25-12-07


Aniquilará TLC en 2008 al campo mexicano

Jorge Luís Hernández

Villahermosa, Tabasco.- Economistas tabasqueños advirtieron de la amenaza de colapso que puede traer al campo mexicano y a sus campesinos la ampliación del Tratado de Libre Comercio que a partir del 1 de enero, México abrirá por completo su mercado a las importaciones de maíz, fríjol, leche en polvo y azúcar desde Estados Unidos.

El presidente del Colegio de Economistas Unidos por Tabasco, Ramón Humberto Heredia Mateos, manifestó que finalizará así un proceso iniciado casi 14 años atrás en el que compiten un agro empobrecido con otro poderoso y fuertemente subsidiado.

La apertura agrícola mexicana se viene cumpliendo gradualmente desde 1994, cuando entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, más conocido por sus siglas en inglés Nafta), al que pertenecen también Canadá y Estados Unidos.

El último tramo de ese proceso se iniciará en 2008. Para entonces, México debía ser capaz de soportar el ingreso sin cuotas ni aranceles del maíz y el fríjol, productos de consumo masivo y tradicional en este país.

Sin embargo, a pocos días de la apertura final saltan a la vista las asimetrías, especialmente frente a Estados Unidos, con el que México concentra más de 90 por ciento de su comercio.

El maíz es originario de México, que tiene una producción anual de 19 millones de toneladas, frente a 300 millones de toneladas de Estados Unidos.

A un agricultor mexicano de maíz le cuesta 300 veces más que a uno de Estados Unidos cultivar una hectárea de esa gramínea, y obtiene un rendimiento 3,5 veces inferior, según la Confederación Nacional Campesina.

Pero cada productor agropecuario estadounidense recibe un promedio de 20 mil dólares anuales en subsidios de diferente tipo, mientras en México esas ayudas no pasan de 770 dólares por año, agrega la Confederación.

Estados Unidos destina unas 32 millones de hectáreas a las plantaciones de maíz, que no sólo se utiliza en alimentación humana y animal, sino también en la destilación de etanol. En México el cultivo ocupa 8,5 millones de hectáreas.

En las zonas rurales de este país habitan unas 20 millones de personas, 75 por ciento de ellas pobres. Apenas una tercera parte de los trabajadores del campo cuentan con prestaciones laborales y hay un éxodo constante de fuerza laboral hacia las urbes mexicanas y estadounidenses.

De las 31 millones de hectáreas que se cultivan en México, en menos de un millón se concentra la producción exportable. El resto se destina a abastecer el mercado interno y, en buena medida, al autoconsumo.

Pero aun así, más de 50 por ciento de los pepinos que se consumen en Estados Unidos son mexicanos, al igual que 90 por ciento de los limones y los mangos.

Un sexto de las sandías, un cuarto de los espárragos y de los melones y un tercio de los tomates que compra el consumidor estadounidense proceden de México, de acuerdo con cifras oficiales.

Unas 50 organizaciones campesinas y de activistas contra el libre comercio que se aglutinan en la "Campaña Nacional en Defensa de la Soberanía Alimentaria y la Reactivación del Campo Mexicano - Sin Maíz no hay País, sin Fríjol Tampoco" llevan a cabo diversas acciones contra la apertura agrícola, hasta ahora infructuosas.

Más de mil 100 productos agrícolas de Estados Unidos y Canadá ya ingresan al mercado mexicano libres de aranceles, así como la gran mayoría de bienes mexicanos que se venden a esos países.

La desgravación arancelaria es casi total. Sólo quedaron para el final los productos más delicados, maíz, fríjol, leche en polvo y azúcar.

Se perdieron dos sexenios (12 años) desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y ahora se pretende implementar a marchas forzadas políticas gubernamentales para hacer frente en el 2008 a la competencia de los productores canadienses, y sobre todo a los estadunidenses, que llegan con una serie de apoyos internos que amenazan con colapsar al mercado mexicano y a sus campesinos.

El abandono hacia el campo promete un panorama desolador para 30 millones de campesinos y más de tres millones de productores de maíz, producto que junto con el fríjol son los más sensibles por el rezago que arrastran.

Los cultivadores de maíz son el segmento de mayor importancia de la agricultura nacional, pues representan el 70 por ciento del total de agricultores, muy por encima de los de caña de azúcar, fríjol, limón y sorgo.

El maíz es sin duda el producto mexicano por excelencia, omnipresente en la vida social y económica del país, por tanto la posibilidad de sucumbir frente al maíz subsidiado estadunidense, con la pérdida de millones de áreas de cultivo y puestos de trabajo, constituye un tema mayor.

La Cámara Nacional del Maíz Industrializado (Canami) así como los productores de frijol han exigido una revisión del TLC para posponer la liberalización de dichos productos, pues se encuentran en evidente desventaja.

Según cifras de la CNC en Sinaloa, estado considerado el "granero del país", las trasnacionales se han apoderado de agroindustrias y bodegas, mientras los productores nacionales han visto disminuir 37% el precio del arroz, 34% el frijol, 43% el maíz, 35% el trigo, 79% el algodón, 53% la soya, 36% la carne de bovino y 32% la leche.

PLAN EMERGENTE

Frente a este difícil escenario, el nuevo gobierno mexicano anunció que articulará un plan emergente para el frijol, maíz, caña de azúcar y leche, con el propósito de bajar los costos de producción para acercarlos a los que enfrentan los productores de Estados Unidos y Canadá. El secretario de Economía, Eduardo Sojo Garza-Aldape aseguró que para dar ’’un aterrizaje suave’’ a la liberalización del maíz, frijol, azúcar y leche en polvo se pondrán en marcha programas que ayuden a facilitar el proceso.

Para ello se integró un grupo de trabajo con funcionarios de ambos países, que analizarán el panorama rumbo a la apertura de 2008 y desarrollará la estrategia a aplicar.

’’La decisión es implementar programas que permitan un aterrizaje suave de esta apertura’’, indicó el funcionario.

El problema que se avecina deriva de las condiciones del campo mexicano, de que son productos sensibles, y que los socios comerciales cerraron desde el primer momento cualquier posibilidad de renegociar el capítulo agrícola del TLCAN.

Organizaciones como el Congreso Agrario Permanente (CAP), el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC) y varias de las organizaciones firmantes del Acuerdo Nacional para el Campo han advertido que este año redoblaran su esfuerzo y exigencias para que el capítulo agropecuario del TLC sea revisado.

Consideraron que el señalamiento del Banco Mundial de que el TLC ya dejó de ser opción de crecimiento para México, sirve a la exigencia campesina de que se reorienten las relaciones comerciales con Estados Unidos y Canadá, y se reconozca que la petición de revisar dicho acuerdo no es un capricho.

"En los 12 años de vigencia del tratado se demostró el desastre que ha traído consigo" afirmó Álvaro López, dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas.

Las cifras revelan que la apertura acentuó las asimetrías entre los campesinos mexicanos frente a sus homólogos de Estados Unidos y Canadá, pues los altos subsidios que reciben en aquellos países no pueden ser alcanzados por México.


 source: El Occidental