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El TTIP para la nueva subordinación europea

El TTIP para la nueva subordinación europea

Por Diana Ramos Fusther, 20-4-15

Hay un nuevo “tratado internacional” de Estados Unidos para retener el “poder hegemónico en crisis” en la que vive. Se trata del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversiones (TTIP por sus siglas en inglés) iniciativa sumamente hermética que se negocia con la Comisión Europea.

A este acuerdo que se le llama eufemísticamente como “cooperación trasatlántica” pretende favorecer a las empresas trasnacionales estadunidenses dentro de la Unión Europea. Algunos defensores anti-TTIP mencionan que se reducirían los estándares europeos de seguridad, flexibilización laboral y pondría en riesgo los avances ambientalistas europeos para la facilitar el proceso de explotación de hidrocarburos conocida como “fracking”.

Europa erróneamente defiende que el tratado mantendrá a la zona euro con crecimiento laboral y nula pérdida de derechos laborales dado que su socio en este tema, Estados Unidos, sólo ha firmado dos de los ocho convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mientras que, por su parte, la Unión Europea los ha refrendado todos. Entonces, ¿cuál seguridad laboral para los europeos de clase media y los pobres?

El acuerdo también prevé la abolición de las barreras aduanales que mataría la agricultura europea, unificaría las leyes para bajar los estándares de seguridad de los productos europeos y dominaría el mercado energético con la venta de su gas esquito, el cual, sólo puede venderlos a los países con los que tiene Tratados de Libre Comercio.

Más allá del débil posicionamiento europeo frente a la negociación con los Estados Unidos, este tratado es un claro ejemplo para preservar la unión euroatlántica y mantener a la mayor potencia europea (Alemania) como aliada estratégica en contra de una posible alianza con Rusia.

Esto es claro porque el acuerdo no sólo pretende crear el mayor mercado del mundo (aún mayor que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte – TLCAN) sino que tiene el fin de asegurar el liderazgo estadunidense en el continente por medio del vínculo militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que ya está en la frontera rusa y también por medio del vínculo económico y financiero, claro ejemplo de esto es que la Unión Europea ha secundado las intenciones estadunidenses de embargar comercialmente a Moscú.

Las negociaciones han llegado ya a la octava ronda y el fin último es aprobar el acuerdo antes de las elecciones presidenciales estadunidenses de 2016. Actualmente, tanto los “lobbies” en el Congreso de Estados Unidos como la Unión Europea presionan a los 28 Parlamentos de los respectivos países que conforman a la Unión para aprobar y ratificar el acuerdo. Si llegase a ratificarse, Europa enfrentaría no sólo una crisis social y económica, sino una nueva subordinación al otro lado del Atlántico.


 source: El Punto Crítico