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Fracaso en Postdam

Fracaso en Postdam

Andrés Espinosa Fenwarth

Asesor del Ministro de Agricultura

El colapso de las negociaciones de las superpotencias agrícolas en la histórica ciudad de Postdam, antigua residencia de los reyes de Prusia hasta 1918, aún resuena en el firmamento europeo que sirvió de teatro para la operación de intento de salvamento de la Ronda Doha lanzada a finales del 2001.

Los negociadores de Estados Unidos y la Unión Europea, Brasil e India escogieron el simbólico e idílico Palacio de Cecilienhof (sede de la célebre Conferencia de Postdam de julio de 1945 que decidió el futuro de Alemania y de Europa), para negociar las líneas gruesas de la Ronda multilateral que ha tenido en jaque al sistema multilateral de comercio desde el colapso de la Conferencia Ministerial realizada en Cancún en septiembre del 2003.

El fracaso de las negociaciones giró, una vez más, en torno de los subsidios agrícolas, con mutuas e incluso ácidas recriminaciones entre los diplomáticos representantes del denominado Grupo de los 4, especialmente entre la embajadora Susan Schwab, representante Comercial de Estados Unidos y el canciller Celso Amorim de Brasil. Según Clóvis Rossi, enviado especial del diario Folha de Säo Paulo, el colapso de las conversaciones se gestó en una cena en el restaurante El Teatro la noche anterior al derrumbe, pues fue allí donde los europeos y los norteamericanos, cuenta Rossi, se endurecieron y movieron el centro de gravedad de las negociaciones de agricultura a industria, pese a que el eje de la Ronda Doha había sido siempre la negociación agrícola.

El canciller Amorim sostiene que los negociadores de Estados Unidos y de Europa conformaron una “zona mutuamente cómoda” para garantizar el menor impacto posible de las negociaciones en el desmonte de la protección y los subsidios agrícolas. La embajadora Schwab recrimina a su vez a Brasil por haber “abandonado la negociación, primero en sustancia y luego físicamente”, sin ofrecer nada serio en acceso al mercado de bienes industriales, lo cual fue tajantemente desmentido por el canciller Amorim en la rueda de prensa de cierre de las conversaciones, en la que sostuvo que “era inútil proseguir las negociaciones sobre la base de las cifras que estaban en la mesa”.

Todo indica que los montos que menciona el canciller Amorim se refieren al techo que sería autorizado por la OMC en materia de subsidios a la producción agropecuaria. De acuerdo con la información que se ha conocido de lo ocurrido en el Palacio de Cecilienhof, hoy día convertido en espléndido hotel, Brasil le apuntó a un máximo de 14 billones de dólares; Estados Unidos planteó por su lado un límite de 17 billones de dólares, nivel por cierto considerablemente inferior a la oferta anterior de 22,5 billones de dólares que fue rechazada en Ginebra por la Unión Europea, Brasil e India. Con un escenario de precios altos, los programas agrícolas de Estados Unidos, que son esencialmente anticíclicos, se calculan en 11 billones de dólares para el 2006. Estados Unidos sostiene que esta suma no representa la realidad de los últimos diez años, que es superior al techo ofrecido en la mesa de negociaciones en Postdam, con lo cual en la práctica, aseguran, sí ofrecían una reducción real.

La consecuencia de este nuevo descalabro de las negociaciones multilaterales auspiciadas por la OMC es inequívoco: no es posible, pese a los valientes esfuerzos de su director general Pascal Lamy, considerar el cierre de las negociaciones antes del verano próximo, e incluso, este año. Con las elecciones en Estados Unidos e India a la vuelta del 2008 y del 2009, el 2010 parece una meta más realista que lejana.

Fuente: Portafolio


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