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La UE y su talón de Aquiles

29/09/2008

La UE y su talón de Aquiles

La acuciada seguridad energética de la UE y sus efectos de injusticia climática en el sur.

La honda preocupación existente en los gobiernos de los 27 países miembros de la Unión Europea, que por momentos ha alcanzado el paroxismo, en relación a la seguridad energética se anuda como un lazo con la política exterior de Bruselas y su menú de acuerdos comerciales que buscan posicionar efectivamente a las corporaciones procedentes del bloque, en especial las energéticas, en su dominio de los recursos energéticos del sur global. Y en esa tensión, el concepto de justicia climática y más aún el propio medio ambiente parecen ser las primeras bajas efectivas.

La crisis política en la región del Cáucaso registrada en el mes de septiembre y la reacción de Rusia, uno de los principales proveedores energéticos de la UE, precipitó una serie de evidencias en ese sentido.

En una reunión sobre Innovación y Energías Renovables que se celebró a mediados de septiembre en Lisboa, el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs, pidió una "seguridad efectiva" en el suministro energético a los proveedores de la UE, que abarque también las redes de distribución.

El comisario subrayó que la "desproporcionada reacción de Rusia" en la pasada crisis de Georgia mostró "la necesidad de Europa de intensificar sus esfuerzos en relación a la seguridad de los proveedores energéticos".

Para lograrlo, explicó, se necesitan “mecanismos de solidaridad” con los actuales proveedores, que deberían incluir además reducciones de la emisión de CO2 a la atmósfera en los productos que comercializan. Piebalgs resaltó que hacen falta primero iniciativas para garantizar la red de suministro eléctrico de la UE y los gasoductos de las áreas circundantes al territorio europeo.

El comisario recordó que se adoptará una segunda estrategia de revisión energética europea a partir del otoño boreal, la cual hará énfasis en seguridad y eficiencia.

Piebalgs advirtió que si los europeos no reducen la actual demanda energética incrementarán, cada día más, la dependencia de combustibles fósiles procedentes de fuera de la UE, con las consecuencias que eso acarrea. De acuerdo a la Agencia Energética Internacional, la demanda energética podría elevarse más del 50 por ciento en 2030, y sólo el consumo de petróleo se incrementa a un ritmo del 1,9 por ciento anual.

El jerarca europeo reconoce que ha tocado a su fin "la era de la energía barata" y manifestó la voluntad de Bruselas de fomentar la producción de energías renovables ante la creciente demanda del ciudadano europeo de reducción de energías fósiles, especialmente los más vulnerables por su situación económica que han sufrido los efectos de la desmesurada subida del petróleo en los últimos meses.

En realidad, la debilidad que supone la dependencia energética europea está reconocida palmariamente en el documento base de la estrategia internacional -comercial y política- europea, “Europa Global”. Allí se reconoce que “más que nunca, Europa debe importar para poder exportar. Una de las mayores prioridades debe consistir en hacer frente a las restricciones al acceso a recursos tales como la energía (...). Las medidas tomadas por alguno de nuestros principales socios comerciales para restringir el acceso a sus fuentes de suministro de estos productos están provocando grandes problemas a algunas industrias de la UE”. Justamente las empresas energéticas de la UE, con un fuerte posicionamiento en el sector petrolífero y de gas, así como de construcción, distribución y comercialización de energía eléctrica en varios países de América Latina y el Caribe representan el buque insignia en los planteos de acuerdos de asociación formato TLC que plantea Bruselas al sur global.


 source: Radio Mundo Real