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Perú: Monopolio de la pesca con bendición del TC

Perú: Monopolio de la pesca con bendición del TC

Por Raúl Wiener, Redacción, 17-3-2010

DETALLE

Hay un proceso para acabar con la competencia pesquera y con una gruesa porción del empleo en el sector. Hoy puede parecer una ganga para los que venden, pero lo que nunca se había visto es que unos cuantos magnates se compren un sector y ya nadie más pueda entrar allí, con la bendición del Tribunal Constitucional.

La semana pasada, el Tribunal Constitucional (TC) aprobó 2 resoluciones aparentemente contradictorias. Dictaminó que era constitucional retirar los aranceles al cemento importado y resolvió que las cuotas pesqueras son constitucionales desechando la demanda planteada por pequeños y medianos productores de la pesca.

En el caso del cemento, sentencia cuestionada por la prensa neoliberal, benefició a un puñado de empresarios nacionales, contra los extranjeros, y en el caso de la pesca favoreció a otro puñado de empresas nacionales y extranjeras contra la gran mayoría del sector, logrando en esto el aplauso unánime de la gran prensa.

Lo que hay en común en ambas decisiones no tiene nada que ver con nacionalismo o constitucionalismo, sino con monopolios o cuasi monopolios concretos y con mucho dinero en cada determinación. ¿El TC sería tan solícito si se le pide definir la “constitucionalidad” de bajar el arancel del trigo de un solo porrazo y mandar al hoyo a 180 mil productores del agro, fuera del impacto indirecto en el desplazamiento de otros alimentos nacionales por la competencia de los derivados del trigo importado? ¿Tocarían el bolsillo de Dionisio Romero para ser coherentes con lo que han hecho con el cemento?

Pero el caso de la pesca es más grave aún porque ahí está en juego el control de una actividad que representa movimientos de más de mil millones de dólares por año. Y aquí lo que tenían que deslindar era más que obvio:

Que el decreto 1084, ley sobre límites máximos de captura por embarcación (o ley de cuotas) no se ajusta a las materias señaladas en la delegación de facultades extraordinarias (ley 29175) que estaban referidos a la implementación del TLC con EEUU ya que no existen inversiones ni comercio de harina de pescado con ese país.

Que el decreto, como otros incluidos en el paquete TLC, no es una propuesta nueva, nacida de la situación creada por la firma del acuerdo con EEUU, sino que es una iniciativa que previamente había sido rechazada por el Congreso y el debate público, que regresó de contrabando por el lobby de las empresas y grandes estudios de abogados. El TC no ha tomado en cuenta este importante detalle.

Que tampoco es una norma promotora del comercio y las inversiones, porque más bien es restrictiva ya que responde a la necesidad de reducir el exceso de capacidad existente; no genera empleo en el sector porque prevé más bien su relocalización; no fortalece la competitividad ya que empuja al monopolio. Es decir va en contra de lo que se supone es el espíritu de la ley autoritativa.

Que el argumento de que el DL 1084, tiene como propósito ordenar la actividad pesquera y preservar las especies marinas, es una mera copia de la versión del gobierno y la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), lo que obvia que la cuota global que se ha venido usando hasta ahora era también un mecanismo de protección y si tuvo fallas fue porque PRODUCE no controlaba y los armadores –principalmente los más grandes-, le sacaban la vuelta, no estando claro lo que podría garantizar que no haya nuevas trasgresiones.

El TC ha vuelto a escapar a ser garante de la constitucionalidad para devenir en una caja de sorpresas, que se presta a interpretar el juego del más poderoso. Cuando todos los barcos y plantas estén en manos de las siete hermanas de la SNP se habrá ciertamente “ordenado” el sector, pero a la vez se habrá asegurado incalculables ganancias para unas cuantas empresas.

Le hubiera bastado darse una vuelta por los principales centros de la pesca para que los ilustres miembros del TC perciban lo que pasa a partir de las cuotas: las harineras medianas están vendiendo sus plantas o cerrándolas porque las grandes han estado pagando precios excepcionales a los barcos por su pescado, para sacarlos del mercado; y, las grandes pesqueras están comprando los barcos con cuotas de los armadores de acero y los vikingos que quieran vender, con precios que ya no se pagarán los siguientes años.


 source: La Primera, Perú