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Agricultura sin reforma en Estados Unidos

Agricultura sin reforma en E.U.

Andrés Espinosa Fenwarth - Asesor del Ministro de Agricultura

La Cámara de Representantes de Estados Unidos concluyó sus trabajos legislativos de verano con la aprobación (231 a 191) de un proyecto de ley agrícola sin reformas, ahora pendiente de tránsito en el Senado en el mes de septiembre. La representante demócrata de California Nancy Pelosi, líder de la Cámara, manifestó, sin embargo, que este proyecto de "reforma marcaba un hito para los agricultores y la América rural".

Cada cinco años, el Congreso de Estados Unidos renueva su política federal agrícola, enraizada en la Depresión de los años treinta cuando la agricultura participaba con el 8 por ciento del PIB y los agricultores eran el 20 por ciento del total de la población norteamericana. Hoy día se le atribuye a la agricultura el 1 por ciento del PIB y a los agricultores el 2 por ciento del total de la población de Estados Unidos. Pese a estos evidentes cambios estructurales, el proyecto de ley agrícola actual genera las mismas expectativas de entonces, e incluso más, si tenemos en cuenta las consideraciones de orden político de los demócratas que no solo miran con fundamentada ilusión a la Casa Blanca, sino que desean proteger su bien ganada mayoría en el Congreso.

El proyecto HR 2419 de ley agrícola, nutrición y bioenergía es un macizo documento de 762 páginas dividido en once capítulos, entre los cuales se destaca por su importancia el capítulo de programas de ayuda interna por producto. En este capítulo se encuentran los subsidios federales domésticos prodigados a favor de los agricultores con plantíos en 25 productos que representan un tercio de la producción de Estados Unidos. Los subsidios domésticos se mantienen para las cosechas del período 2008 al 2012 de arroz, azúcar, sorgo, cebada y lácteos, y se aumentan para las de trigo, algodón, soya y derivados. Los subsidios federales agrícolas explican entre el 13 y el 15 por ciento del presupuesto agrícola total, los cuales fluctúan entre 16,5 y 24,3 billones de dólares anuales, dependiendo de las cotizaciones internacionales de los productos cobijados, habida cuenta del carácter anticíclico con el que fueron diseñados, pues entre más elevados sean los precios internacionales, como ocurre ahora, menores serán los subsidios desembolsados a los agricultores estadounidenses.

El proyecto agrícola de la Cámara generó de inmediato reacciones negativas. La Casa Blanca hizo público un comunicado de prensa en el que consideraba que este proyecto de ley era "un paso atrás que podría comprometer las negociaciones internacionales" e incluso dejó entrever que podría ser objeto del veto presidencial. Este proyecto ciertamente puede apagar la tenue luz de esperanza que ilumina la OMC en Ginebra, pues no deja margen de maniobra alguna para una reforma estructural de largo aliento como la que allí se ventila.

Uno de los elementos más contenciosos en Washington fue la derrota de la propuesta del representante demócrata de Wisconsin, Ron Kind, (117 contra 309), que planteaba reducir el tope máximo de ingresos rurales permitidos para ser beneficiario de los subsidios federales de 2,5 millones a 500 mil dólares, y de la administración Bush que proponía un tope más bajo, de 200.000 dólares, fundamentado, según el secretario de Agricultura Mike Johanns, en que "hay un punto en el cual la gente debe graduarse de recibir subsidios en efectivo del Gobierno".

La Cámara de Representantes estableció en su proyecto de ley un límite de ingresos para los beneficiarios de 1.0 millón de dólares, que escasamente afecta a 7.000 agricultores, con lo cual pierde la asignatura de reforma agrícola. Ahora le corresponde al Senado enmendar la plana.

Fuente: Portafolio


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