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Azucar Morena

Azúcar Morena

Andrés Espinosa Fenwarth - Asesor del Ministro de Agricultura

"La negociación del TLC con Canadá no ha estado exenta de ahogos en acceso a mercados agrícolas y no agrícolas".

La historia de las negociaciones comerciales agrícolas demuestra la existencia de poderosas barreras que impiden que el libre comercio sea realmente de beneficio recíproco. El caso más patético de todos tiene que ver con el azúcar, producto en el cual Colombia es considerado -como dirían los gurús de la competitividad-, país de clase mundial, con la mayor productividad y eficiencia del planeta.

Para comprobar lo anterior, basta recordar las negociaciones de Colombia de la última década. En agosto de 1997, el Acuerdo de Complementación Económica No. 24 suscrito con Chile incorporó el azúcar. Un par de años después, comenzaría el Vía crucis de incumplimientos por parte de Chile, que en esencia, desconocía a Colombia como ’abastecedor sustancial’ de su mercado.

Colombia se vio obligada a acudir a un tribunal arbitral para defender sus conculcados derechos, que pese a proferir un fallo a nuestro favor, Chile no acató. Esta circunstancia obligó a Colombia a retirar concesiones equivalentes en vinos, frutas y otros productos, con lo cual el Gobierno chileno no tuvo otra alternativa que buscar un acuerdo con Colombia para resolver satisfactoriamente esta agridulce disputa.

El TLC con Estados Unidos, uno de los pocos que podría considerarse como legítimo promotor del libre comercio de provecho recíproco, tiene un lunar de alguna consideración: el azúcar, producto que goza de un contingente creciente de exportación de 50.000 toneladas métricas, que nunca se desgrava en su totalidad. El complejo programa de azúcar en Estados Unidos combina un contingente consolidado en la OMC en 1995, de 1.231.497 toneladas métricas de azúcar crudo (que distribuye entre 40 países a prorrata de las participaciones que en teoría tenía cada uno entre 1979 y 1982) y ayudas financieras, cuya iteración sostiene el precio doméstico entre dos, y hasta tres veces por encima del precio promedio a nivel internacional. Este programa favorece particularmente a dos compañías de la Florida, Flo-Su y U.S. Sugar, que hacen un exitoso lobby en Washington para mantener el statu quo.

La negociación del TLC con Canadá no ha estado exenta de ahogos en acceso a mercados, agrícolas y no agrícolas. Entre aquellos no podía faltar el azúcar, en este caso refinado, producto en el que Canadá (como lo atestigua recientemente el TLC con Perú), no ofrece libre acceso a su mercado. Lo curioso es que Canadá importa el 90 por ciento de sus necesidades de azúcar crudo (el 10 por ciento restante proviene de azúcar de remolacha, que produce exclusivamente durante el otoño en Alberta), que refina Lantic Sugar de Montreal, Rogers Sugar de Vancouver y Redpath Sugar de Toronto, compañías que abastecen el mercado local y luego exportan sus excedentes.

De remate, las dulces aspiraciones de Colombia en Suiza, integrante con Noruega e Islandia de Efta, Asociación Económica de Libre Comercio, bloque con el que actualmente negociamos un TLC, se han visto eclipsadas considerablemente por la reciente reducción de las preferencias arancelarias que favorecían al azúcar crudo y refinado que produce y exporta Colombia.

¡¡Azúcar!!

Fuente: Portafolio


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