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Carta del CLC al Parlamento Canadiense en relación al TLC Canadá Perú

2-3-09

Carta del CLC al Parlamento Canadiense en relación al TLC Canadá Perú

Por Kenneth V. Georgetti, Presidente del CLC

Rebanadas de Realidad - CSA, São Paulo, 02/03/09.-

24 de febrero de 2009

Honorable Stockwell Day
Ministro de Comercio Internacional y Ministro para la Puerta de Entrada Asia-Pacífico
Cámara de los Comunes
Ottawa, Ontario K1A 0A6
DayS@parl.gc.ca

Honorable Rona Ambrose
Ministra de Trabajo
Cámara de los Comunes
Ottawa, Ontario, K1A 0A6
AmbroR@parl.gc.ca

Estimados Ministros,

Escribo para expresarles los puntos de vista del Congreso Laboral Canadiense (CLC) y del movimiento sindical peruano respecto de los pactos de comercio bilateral de Canadá - la piedra angular de su nueva estrategia de compromiso - y específicamente respecto del Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Perú actualmente siendo discutido en la Cámara de los Comunes para el voto no vinculante sobre su ratificación.

Canadá está modelando sus pactos de comercio bilateral en las Américas sobre la base del TLCAN, modelo cada vez más atacado como política fracasadas por grupos laborales y amplios segmentos de la sociedad en todas las Américas. A todas luces el renovado programa de comercio bilateral de Canadá para las Américas refleja fielmente la estrategia adoptada por el gobierno de George W. Bush, Presidente de Estados Unidos, a consecuencia de la imposibilidad del Tratado del Libre Comercio de las Américas (ALCA) de lograr la adhesión de la mayoría de los países de hemisferio.

La mayoría de los nuevos gobiernos de nuestro hemisferio están seriamente cuestionando el modelo TLCAN/ALCA de globalización corporativa sin trabas, de mercados no regulados, de privatización de empresas estatales y exclusión social que ahora se asocia con la crisis económica y financiera global. La mayoría de los gobiernos de las Américas buscan favorecer opciones de políticas más alineadas con un "comercio justo" que prioriza el bienestar de sus ciudadanos antes que las ganancias corporativas y entrega beneficios ampliamente compartidos a los trabajadores, sus familias y comunidades.

Para lograr que se distribuyan los beneficios del comercio internacional de manera justa, es necesario que los trabajadores ejerzan plenamente sus derechos laborales fundamentales. Sin embargo, hace años ya que la experiencia del TLCAN constituye la negación sistemática de estos derechos básicos, con salarios estancados que conducen a mayor desigualdad de ingresos. Se presentó el Acuerdo de Cooperación Laboral de América del Norte (ACLAN) - el acuerdo paralelo sobre trabajo -para abordar las inquietudes en materia de derechos laborales de manera tri-nacional. Sin embargo este mecanismo no ha logrado su cometido de fortalecer los derechos laborales y elevar los estándares en América del Norte.

En efecto, bajo el TLCAN los derechos laborales nunca recibieron tratamiento igual al de los numerosos y expansivos derechos otorgados a los inversionistas. Desafortunadamente muchas de las debilidades del ACLAN han sido trasladadas a los Acuerdos de Cooperación Laboral (ACL) de los tratados de comercio bilateral recientemente negociados por Canadá en las Américas, específicamente con Perú y Colombia.

En general la experiencia indica que es improbable que las disposiciones laborales en los tratados comerciales, ya sea en acuerdos paralelos o no, conduzcan a mejoras para los trabajadores. Los tratados comerciales como el TLCAN no fueron ideados para elevar los estándares laborales. Existe poca evidencia de que tales tratados puedan convertirse en vehículos para la aplicación efectiva de los derechos laborales.

Las disposiciones laborales del TLC entre Canadá y Perú constituyen una evolución respecto de las disposiciones contenidas en los tratados comerciales anteriores, pero en general siguen el mismo patrón del TLCAN, del TLC entre Canadá y Costa Rica, y del TLC entre Canadá y Chile. Si bien hubo ciertas mejoras, la estructura esencial sigue siendo la misma.

Las protecciones laborales sustanciales siguen estando en el acuerdo paralelo antes que en el cuerpo del tratado. La aplicación efectiva de estos derechos sigue totalmente a discreción de los gobiernos signatarios. No existen disposiciones para acciones legales independientes por parte de sindicatos u otras organizaciones de trabajadores que pudieran conducir a rectificaciones reales para las partes afectadas. El tratado no contiene ninguna disposición en materia de sanciones comerciales reales, tales como la imposición de derechos compensatorios o la abrogación de la condición de comercio preferencial cuando una parte no cumple con los términos del Acuerdo de Cooperación Laboral.

Dadas las deficiencias de la legislación laboral en Perú, tan sólo multar al gobierno infractor no representa una sanción aceptable y no se constituirá en un incentivo para fortalecer las leyes laborales a fin de atender las reivindicaciones del movimiento laboral peruano. Nuestros sindicatos asociados en Perú se sienten decepcionados, por no decir más, con el abordaje de Canadá al comercio con su país. De haber sido consultados durante el proceso de negociación, habrían expresado sus puntos de vista directamente a ustedes. Ellos esperan más de Canadá.

Muchos de nosotros vemos la crisis económica actual, no sólo como amenaza a los trabajadores, sino también, aunque parezca irónico, como una oportunidad para lograr la justicia social - si los formuladores de nuestras políticas escuchan nuestras propuestas e implantan los cambios necesarios. Es evidente que el comercio internacional puede desempeñar un rol en la reactivación de la economía global pero esto no será resultado del comercio no regulado incorporado a los tratados estilo TLCAN.

Los trabajadores de Canadá y del resto del hemisferio están siendo duramente golpeados por una crisis económica de la que no son responsables. Están pagando un precio altísimo por la codicia y la imprudencia desmedidas de una elite corporativa cuyos consejos han seguido nuestros líderes políticos durante demasiado tiempo. Es hora de implantar un enfoque diferente, un enfoque que incluya a los trabajadores y se concentre en la prosperidad de los trabajadores de manera sostenible.

En este contexto, en lugar de apurarse por implementar pactos anticuados que probablemente causen mayor perjuicio, yo propongo una moratoria de la ratificación de los pactos en las Américas que ya han sido firmados, hasta que se hayan realizado estudios para poner de manifiesto los probables impactos económicos y sociales que tendrían sobre el desarrollo sostenible, movilidad de capital, desigualdad en términos de riqueza e ingresos, red de seguridad social, salarios, estabilidad laboral, condiciones de trabajo y derechos laborales. También es menester saber cuáles serán los impactos en materia de derechos humanos y del medio ambiente en el contexto de la reconstrucción de la totalidad de la economía. Tomémonos del tiempo de hacer las cosas bien.

Estoy a su disposición para discutir estas problemáticas y otros temas apremiantes con ustedes cuando les resulte conveniente.

Sinceramente


 source: Rebanadas de Realidad