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Colombia - Apertura comercial: la tozudez neoliberal

Colombia - Apertura comercial: la tozudez neoliberal

Por Carlos Tobar, 19-11-14

Se están cumpliendo 25 años desde que César Gaviria, en su calidad de presidente de la república, recién elegido, embarcó al país en la aventura de la apertura librecambista.

El “bienvenidos al futuro”, la frase con que cerró su discurso de posesión, todavía resuena en las mentes de los colombianos, que en medio de la irracional arremetida violenta del narcotráfico de los grandes capos, no entendieron la naturaleza de sus propósitos. Con ese telón de fondo y las negociaciones de paz con la guerrilla del M-19, como complemento de esperanza, Gaviria terminó imponiendo, con modificación de la constitución incluida, los dictados que el gran capital financiero imperialista, había trazado como su política económica y política, a través de los organismos internacionales de crédito: el FMI y el Banco Mundial.

La apertura, ha significado en estos 25 años, la entrega de nuestro mercado interno a la voracidad del gran capital internacional. La supresión de las barreras arancelarias, que culminaron con los TLC, con EE.UU. y la Unión Europea; la privatización, a favor del gran capital externo y nacional, de todas las empresas estratégicas de la economía nacional construida en 40 años de sacrificios: telecomunicaciones; generación, transporte y distribución de energía; carreteras, puertos y aeropuertos; la banca y la eliminación del crédito de fomento; la constitución del Banco Central como un instrumento de preservación del valor del capital circulante y no de las políticas de desarrollo nacional, empezando por el pleno empleo; una política cambiaria que somete al país a las políticas de endeudamiento internacional; la privatización de los sectores de la salud y la educación; la reducción de la inversión social, transmutada por los subsidios a la oferta, tipo familias en acción, convirtiendo a los más pobres en personas al margen de la sociedad, etc.

Hoy cuando es evidente el daño sufrido por el aparato productivo del país, cuando la industria, la agricultura, los servicios, el comercio nacionales, están tomados por grandes monopolios, o destruidos por la competencia implacable de las mercaderías extranjeras, los ideólogos del neoliberalismo, como Carlos Caballero Argáez o Rudolf Hommes, o Armando Montenegro o tantos otros –porque se dan como plaga–, nos salen con el argumento de que lo que se necesita es “más apertura”. Que los problemas que tenemos es porque los gobiernos han mantenido una política comercial proteccionista, cuando no han podido ser más obsecuentes porque más arrodillados no han podido ser: ¡qué no han entregado!

Que les digan eso a los arroceros, a los paperos, a los cafeteros, a los lecheros, o a los industriales del calzado, de los textiles, de la metalmecánica, de las autopartes, etc. Hay que tener un alto grado de cinismo para plantear sin ruborizarse ese tipo de argumentos. Una de las batallas más importantes de los tiempos que corren, para todas las naciones y pueblos que aspiran al pleno desarrollo con empleo y mercado para su aparato productivo, es precisamente el reordenamiento de las relaciones de intercambio. Si el mercado es el que determina el uso eficiente de los recursos, nuestros mercados también deben jugar en igualdad de condiciones y de oportunidades.


 source: Diario de Huila