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Colombia: Frente a los TLC, las pymes dependen del mercado interno

Colombia: Frente a los TLC, las pymes dependen del mercado interno

Por Álvaro Zapata, 18-3-13

Ahora que el país busca ingresar de lleno al comercio internacional, a través de la firma de TLC’s con economías de todo el mundo, la competitividad de nuestro sistema empresarial e industrial sigue siendo la mayor de las preocupaciones para que este proceso no sea nocivo para la economía colombiana.

Si bien esta iniciativa estatal de expansión comercial no es nueva, los avances en competitividad en los últimos años han sido pocos. Hoy las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, enfrentan una situación desventajosa ante las multinacionales que llegan al país y el arribo de productos importados que resultan más atractivos para el consumidor por sus aparentes menores precios relativos.

Esto obliga a las empresas a realizar ajustes en sus estrategias y en su funcionamiento interno, teniendo en cuenta un entorno mucho más abierto y lo que esto implica en términos de los recursos y capacidades con los que cuentan.

Los esfuerzos por parte de las entidades gubernamentales deben centrarse en que las pymes se ajusten y adapten a los nuevos mercados, pues es en estas empresas donde se encuentra la mayor fuerza laboral del país.

Uno de los principales problemas es que las pymes colombianas están muy atrasadas en el desarrollo de estrategias de invención e innovación, una de las herramientas más importantes para enfrentar mercados cada vez más competitivos. Y subraya que no es solamente la innovación sino la invención, la que permite crear ventajas competitivas duraderas.

Además, aún hay problemas que tradicionalmente han afectado a las pymes del país. Principalmente de acceso a la financiación, rezago tecnológico, ausencia de innovación y el impacto negativo de la avalancha de productos importados. Las pymes están en una encrucijada frente a los desafíos de la economía mundial. En el país se deben buscar mecanismos para incentivar más el consumo de la producción nacional. Y aquí la discusión sigue siendo sobre qué tanta apertura debe darse a nuestra industria. Hoy, las economías norteamericanas y europeas han optado por proteger su producción a través de incentivo del consumo nacional frente a la crisis que los aqueja desde hace varios años.

Ningún país en la historia económica se ha desarrollado sin proteger su mercado interno, esa es la base. Es por ello que, más que hablar de los desafíos para que las empresas sean competitivas, el Estado está obligado a tomar partida y ser guardián del desarrollo industrial.

El problema no es particular de cada empresa. El tema de las estrategias de crecimiento empresarial no es ajeno a las políticas públicas con respecto al desarrollo industrial del país. No es que una empresa aisladamente va a querer hacerlo cuando resulta que las políticas públicas no favorecen ese desarrollo industrial, como en las últimas dos décadas tampoco favoreció el desarrollo del agro.

En cierto modo, con la Reforma Tributaria el Gobierno busca apoyar las empresas al pretender reducir los costos y atemperarlos más a los contextos internacionales. La medida puede que genere beneficios pero, va a tener implicaciones negativas a nivel de la sociedad por su carácter regresivo que acentuará la inequitativa distribución del ingreso y generará más pobreza.

¿Hay desindustrialización?

Al querer competir en el mercado internacional, como país estamos condicionados a empezar a jugar bajo las reglas y normas que rigen estos comercios, lo cual puede dejarnos en desventaja pues la competencia tiene más experiencia y está mejor adaptada.

En algún momento, ajustarnos a estas normas incluso puede llevarnos a perjudicar nuestra industria. Ya fuimos testigo de lo que pasó el año pasado cuando los atuneros en Cartagena rechazaron que les negaran licencias para operar barcos aduciendo convenios internacionales que restringen la producción de las empresas que atienden la demanda interna, lo cual favorece a compañías extranjeras.

En últimas, estamos enajenando nuestra soberanía para decidir sobre lo que producimos. Eso queda al garete de los mercados internacionales, que son de grandes grupos financieros, de grandes capitales. Ahí las pymes colombianas muy poco tienen que hacer. Vamos a terminar convertidos en consumidores de productos importados y la base productiva del país, industrial y agrícola quedará muy débil.

Abrir totalmente las puertas a los capitales extranjeros supone un riesgo para nuestra industria. Los principales desafíos para evitar resultados perjudiciales para la economía están en recuperar el mercado interno de lo que producimos.

Por ahora estamos de frente a la posibilidad de que en el país se acentué la desindustrialización. Muchas empresas están pensando en dedicarse a la comercialización de productos importados, pues les resulta más rentable gracias a los TLC. Ello implica sacrificar los empleos industriales y agrícolas.

Álvaro Zapata, profesor de la Escuela de Negocios de Uninorte.


 source: Portafolio, Colombia