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Imagine el TLC

ALAI-AMLATINA 23/02/2005,Lima. - Imagine que usted es el jefe
de una familia pequeña, que cuenta con reducidos ingresos.
Imagine que enterrado en el jardín de la casa usted descubrió que
había oro, pero como no tiene dinero, le encargó a una empresa
con maquinarias, crédito y otras ventajas que lo haga.

Pero ella leha dicho que si usted le pide participación en las ganancias, se irá donde otro vecino que tiene el mismo producto, pero no cobra. Y
que lo que puede ofrecer es darle trabajo a sus hijos para que
hagan el hueco. Eso sí, que tampoco pidan mucho salario porque
los hijos del vecino trabajan casi por nada.

Así que con oro y todo usted sigue con bajos ingresos para
atender a los suyos. Imagine además que la familia tiene algunos
animales y una chacrita, donde producen algunos alimentos para
su consumo y una pequeña parte para la venta Si usted tuviera
más dinero, sus animales estarían más gordos y su tierra
produciría más. Por ahí también hay una empresa que ofrece
explotarle su chacra, bajo las mismas condiciones que la del oro.

Imagine, otra vez, que se compró, con todos sus ahorros y los de
su familia, una máquina de tejer con la que está haciendo
chompas y como obviamente no se puede producir industrialmente
para la casa usted sale a vender a la calle su producto, que
seguramente le dejaría más ingresos si usted pudiera invertir en
una mejor tecnología, comprar cantidades de insumo y si tuviera
un camioncito para la distribución.

Ahora, una pregunta, si usted ha alucinado ser el personaje de
esta historia díganos aquí: ¿para qué firmaría un Tratado de Libre
Comercio? Aclaramos la pregunta: si quiere vender sus chompas,
¿lo hará acaso a través de un pacto del que no pueda retractarse
con alguien que también produce el mismo producto, pero con
muy superior tecnología, por lo que lo ofrece más barato? ¿le
parecería bien si su familia termina usando las chompas del otro y
usted tiene que apagar su máquina porque no es competitiva?,
¿pero además aceptaría que en el trato diga que la inversión de la
empresa de oro quedará protegida para que nunca pueda
reclamarle para que aporte más a su casa, no le deje sin agua, le
infecte el ambiente o permita reclamos salariales de sus hijos?,
¿pensaría que está bien que el trato incluya que se acepte la
oferta para vender o alquilar sus animales y tierras, y que además
usted acepte comprar los sobrantes de alimentos que tiene su
socio y que no sabe donde ponerlos?, ¿qué opinaría además de
aquel que hace esta negociación escondiendo lo que está
pactando al resto de su familia?

Claro, ahí usted me va a decir, para, que esto es una tontería, el
Estado no es nuestro padre, ni se preocupa de los que comen y
no comen, o de los que se visten y los que no lo hacen. Tampoco
la economía de la familia se parece a la de la sociedad, porque la
primera se rige por las necesidades y la segunda por las empresas
que buscan hacer ganancias. Finalmente que la economía
internacional es aún más compleja. Ahí entran diversas barreras
para equilibrar las diferencias de desarrollo, cuidar las empresas
nacionales y los puestos de trabajo. Los acuerdos de comercio
son precisamente un sistema para ir reduciendo estas barreras
entre dos países, a cambio de un conjunto de ventajas de
intervención en sus respectivos mercados que uno le ofrece al otro.

O sea que de vender nomás, no se trata. Si fuera porque nuestro
producto es original, bueno, barato y llega a tiempo al mercado,
deberíamos poder venderlo, sin necesidad de ningún tratado. Si
ese principio no existiera, la economía de mercado sería un cuento
de espiritistas. Los TLC, no corresponden a la “economía natural”
de la que hablan los liberales, sino a las “ayudas” de acceso
especial, que no se brindan jamás sin algo a cambio.

El problema viene cuando uno cree que firmar con EEUU es
inevitable y se imagina que es el pobrecito que va a ganar de todos
modos por su sociedad con el grandote, como si este además no
fuera lo que es, de puro angurriento que siempre ha sido.

No me culpen por usar ejemplos idiotas para explicar cosas
serias. Escuchen en la radio la publicidad ordenada por el
Ministerio de Comercio Exterior MINCETUR, para que comprendan
a lo que me estoy refiriendo. Ahí está la historia del padre que sale
a vender porque los hijos no son suficiente mercado (¡), y de los
países que son como las familias. Si ustedes quieren, mi aporte
ha sido ponerle un poco más de realismo a la historia. Porque lo
que quiero decir es que no es verdad que el Perú sea simplemente
una economía productiva con escaso mercado y poder adquisitivo
que está esperando que el gobierno le consiga un ticket para
comercializar en los EEUU, para que tengamos empleo, mejoren
los salarios y todos seamos felices.

El Perú es, en las vísperas del año 2005, una economía que
explota intensivamente sus recursos naturales, sin beneficios para
el resto de la sociedad y sin ingresos para que el Estado haga
obra pública; que mantiene una agricultura descapitalizada y
empobrecida, en la que no se invierte, con serios riesgos de
quiebra en los productos más extendidos debido a la competencia
de alimentos importados con subsidios; con un mercado deprimido
por efecto del proceso de desindustrialización y caída sistemática
del salario promedio nacional; con centenas de miles de
pequeñas, micro y mini negocios, de baja productividad y mínima
renta, nacidos de la crisis y de la falta de oportunidades de
empleo.

El TLC equivale a acordar que esta situación se consolide y
profundice en sus rasgos más negativos. Pero a más de ello, que
canjeemos algunos productos que pueden ser exitosos en el
mercado gringo por muchos otros que sufrirán la pegada en el
mercado interno. ¿Y cree usted que los padres empresarios que
ganarán en este intercambio repartirán su ganancia entre todos los
peruanos que según el ministerio de comercio venimos a ser sus
hijos?, ¿o nos están tomando el pelo?


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