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México quedará atado de manos en sector campesino con TLCAN

Lecheros de Veracruz protestan para exigir aumento de su producto. Foto Cuartoscuro/ archivo

México quedará atado de manos en sector campesino con TLCAN

Por Susana González G. | 3-9-18

Ciudad de México. México perdió en el capítulo agropecuario con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) porque aunque se haya echado para atrás la pretensión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer la temporalidad en las importaciones del sector, se mantendrá o incluso podrá agudizarse la dependencia en granos básicos y leche al no modificarse las reglas al respecto, aseguró Timothy Wise, especialista en alimentación y agricultura así como investigador del Instituto de Desarrollo Global y Medio Ambiente de la Universidad de Tufts, en Boston, Massachusetts.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador quedará “atado de manos” en su pretensión de impulsar el desarrollo del campo mexicano porque se enfrenta a los enorme subsidios que el gobierno estadunidense otorga a sus productores y que les permite inundar de maíz, trigo y otros granos básicos a México, así como de productos lácteos en una competencia desleal con sus similares mexicanos por los bajos precios que tienen.

“En los últimos 3 años, por ejemplo, el trigo de Estados Unidos ha llegado a México a un precio de 33 por ciento menor que los costos de producción de allá y el maíz resulta 10 por ciento más barato, por el dumping. En teoría López Obrador tendría la oportunidad de combatir esto con medidas de remediación comercial pero es muy costoso políticamente hacerlo”, detalló el especialista en entrevista con este diario.

Wise es coautor de los libros Confrontando la Globalización: Integración Económica y Resistencia Popular en México (Kumarian 2003) y Una Encuesta de Desarrollo Sostenible (Island Press 2001). Además, próximamente publicara el libro Eating Tomorrow, agribusinees, family farmers and the battel for the future of food, donde confronta la errónea visión de que los agronegocios pueden resolver una crisis alimentaria con el hecho de que 70 por ciento de los alimentos del mundo son provistos por pequeños agricultores de los países en desarrollo e incluye dos capítulos sobre México: Monsanto invade el jardín del Edén de maíz en México y Asalto del TLCAN a los agricultores familiares de México.

Sostuvo que el campo en México requiere cierta protección y si el gobierno de López Obrador quiere reactivarlo y alcanzar la autosuficiencia alimentaria como prioridad, debe dinamizar y apoyar la producción del maíz, frijol y leche entre otros, “pero es difícil estimular la producción local con los precios tan bajos que se enfrentan con las importaciones”.

Dichos productos entraron sin protección a México y aunque se establecieron periodos de transición con el TLCAN original que entró en vigor hace 24 años, el gobierno no los aprovechó y la situación se mantendrá igual porque “resulta complicado resucitar un campo abandonado cuando siguen llegando tantos productos de Estados Unidos a bajo costo, contra los cuales será difícil competir”.

El especialista consideró que el acuerdo bilateral que México y Estados Unidos alcanzaron el pasado 27 de agosto o el que eventualmente se logre con Canadá para modernizar el TLCAN servirá para evitar que el gobierno de López Obrador enfrente “una disrupción financiera al principio de su mandato”. Pero insistió en que “no tiene nada bueno para el campo” y en ningún lado del acuerdo vigente hasta ahora ni el la discusión se abordó el tema de los subsidios que Estados Unidos proporciona a su sector agropecuario.

Si el gobierno de Trump se echó para atrás en la temporalidad de las importaciones de productos alimentarios que planteó en la renegociación del TLCAN fue más por la presión que ejercieron las grandes empresas del sector en su país ya que existe una sobreproducción de alimentos en Estados Unidos que requieren comercializarse en otros países, como es el caso de México que es uno de sus principales compradores. Los grandes beneficiados de que el capítulo agropecuario del tratado permanezca igual son las grandes compañías que industrializan o procesan los alimentos porque los productores, en general, venden muy barato sus cosechas.


 source: La Jornada