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Ortega: entre el Cafta y el Alba

A pocas horas de haber regresado al poder, Daniel Ortega, el líder sandinista que gobierna Nicaragua por segunda vez, se ha mostrado dispuesto a jugar a dos bandas: tanto a los intereses de Estados Unidos como a los de su nuevo aliado, Hugo Chávez, el mandatario venezolano que representa a la izquierda radical en América Latina.

Un día después de asumir el gobierno, y tal como lo anunció en su primer mensaje dirigido al país, Ortega, se incorporó al Alba (Alternativa Bolivariana para los pueblos de América), el esquema de integración que promueven los gobiernos de Venezuela y Cuba.

"El Alba es una alianza estratégica basada en los principios de complementariedad, solidaridad y ayuda mutua", aseguró Ortega durante el acto de incorporación a este esquema de integración, al que llegó acompañado de los gobernantes de Venezuela y Bolivia, Chávez y Evo Morales, así como del vicepresidente cubano, José Ramón Machado.

A pesar de la adhesión al esquema chavista, Ortega, también dejó claro en su primer discurso que Nicaragua continuaría con el acuerdo comercial que Centroamérica ha suscrito con Estados Unidos, conocido como Cafta, vigente desde abril del año pasado.

"Vamos a respetar el Cafta, pero vamos a buscar alternativas para los productores que están en desventaja frente a los subsidios de los productores de Estados Unidos", dijo Ortega.

FISCALIZADORES

Y en los próximos días, se espera que arribe a Managua una delegación del Fondo Monetario Internacional, FMI, que vendrá a definir el nuevo programa económico de los años venideros. El Fondo ha dejado entrever que le recomendará a la nueva administración nicaragüense reformas al seguro social y al sector energético.

El "banquero" de Nicaragua

Sin embargo, mientras llega la delegación del FMI, la figura que prevalece en Managua por estos días, es la del gobernante venezolano, por el que se retrasó el miércoles, casi dos horas, el acto de traspaso de mando en Managua.

Luego de firmar una serie de acuerdos de cooperación con Ortega, Chávez se perfila como el principal aliado económico de esta nueva administración.

Analistas locales consideran que todo apunta a que Venezuela será para Nicaragua lo que fue la Unión de República Socialista Soviética y Cuba en los años 80, cuando Ortega gobernó este país por primera vez.

El gobierno cubano ha dicho que mantendrá su apoyo a esta nueva administración de Ortega. Sin embargo, en este caso "Ortega tendrá que demostrar que ha aprendido la lección", dijo el politólogo Carlos Tunnerman, ex embajador de Nicaragua ante la Organización de NacionesUnidas.

Tunnerman recordó que la adhesión al bloque socialista en ese período culminante de la guerra fría, en el enfrentamiento este y oeste, trajo consecuencias negativas para la sociedad nicaragüense, como un bloqueo económico y una guerra de agresión financiada por la administración estadounidense de Ronald Reagan.

"Por eso Ortega no debe asumir más que compromisos económicos y sociales, no políticos", dijo el filósofo y politólogo Alejandro Serrano Caldera y coincidió con Tunnerman en que no debe cazar "pleitos ajenos", en alusión a los enfrentamientos constantes de Venezuela con la administración Bush.

BAILE DE MILLONES

Por el momento, los acuerdos entre Ortega y Chávez contemplan una cartera millonaria de Venezuela hacia Nicaragua en las áreas de salud, educación, suministro de combustible, energía, infraestructura, vivienda y desarrollo agrícola.

Los primeros pasos de esa cooperación no se han hecho esperar. Desde finales del año pasado, el gobierno de Venezuela está enviando diésel a las cooperativas de transporte colectivo de Managua.

También, en estos días se concreta el traslado de 30 plantas de energía con capacidad para generar 60 megavatios, que aliviaría la crisis energética y el racionamiento eléctrico que enfrentó este país el año pasado.

El gobierno de Venezuela se comprometió a financiar la construcción de 200 mil viviendas, que resolvería en buena medida el déficit habitacional nicaragüense, estimado en 600 mil casas.

En salud y educación, Chávez, cual si fuera un candidato político recorriendo las calles de Managua, prometió la construcción de hospitales y de escuelas primarias. Se estima que hay un millón de niños entre los seis y 15 años sin escuela en ese país.

Además, aseguró que va a reforzar, junto a Cuba, el programa de alfabetización "Yo sí puedo", con el que se busca bajar la tasa de analfabetismo del 35% que existe en Nicaragua.

En el próximo mes, un Chávez incansable, que no perdió oportunidad para criticar a los medios, dijo que abrirán sus puertas en Managua dos bancos venezolanos, que tendrán disponible una cartera de crédito de 20 millones de dólares, en los que se harán préstamos blandos, a un 2% de interés a los productores y con dos años de gracia.

Las voces de Caldera y Tunnerman coinciden en que Nicaragua, el segundo país más pobre de América Latina, después de Haití, no puede desaprovechar este brazo que le tiende Venezuela, sin embargo consideran que esta ayuda no debe poner en juego los intereses políticos del país.


 source: La Prensa