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Palacio: la primera víctima del TLC

ALAI AMLATINA, 02/04/2006, Quito.- Gutiérrez-candidato tipificó
como un hara- kiri a un eventual acuerdo de integración con
Estados Unidos. En cambio, Gutiérrez-dictador, tras romper con
la CONAIE y aliarse con fuerzas políticas oligárquicas como el
PSC, el PRE y el PRIAN, convirtió en "objetivo nacional" a la
suscripción de un TLC con la potencia y, en una muestra de
mayúsculo irrespeto a los millones de potenciales víctimas,
demandó el respaldo unánime de los ecuatorianos para proseguir
en las correspondientes tratativas. Coherente con su nueva
postura y a insinuación de la embajadora Kristie Kenney, designó
como jefe negociador a Mauricio Yépez, un fundamentalista liberal
vinculado al FMI.

El compañero de fórmula y sucesor del Coronel ha seguido
idéntica ruta. Al asumir la presidencia, Alfredo Palacio
se comprometió a convocar a un referendo previamente a la
firma del acuerdo, para luego de purgar al ala nacionalista
"forajida" de su gabinete y pactar bajo cuerda con las
cúpulas empresariales pregonar cansinamente que "el país no
puede quedar fuera de la globalización" corporativa. A
últimas fechas, el mandatario no ha podido ocultar su
obsesión por concretar el TLC de marras.

Denominador común de ambos gobiernos ha sido mendigar ayuda
financiera a la USAID para adiestrar al equipo negociador
"ecuatoriano".

De otro lado, identifica a las dos administraciones su
enciclopédico desconocimiento de la estrategia de
Washington con su propuesta unionista. ¿A qué aludimos?

Esencialmente a que el tándem Gutiérrez-Palacio nunca
comprendió que el ALCA -matriz de los actuales TLCs-
comenzó a cobrar forma con los regímenes fascistas y
promonopólicos implantados por Washington en el Cono Sur,
la Iniciativa para las Américas impulsada por Bush padre,
así como con sus correlatos de tipo geopolítico militar
como el Plan Puebla Panamá y el Plan Colombia/Plan
Patriota. Piezas todas estas que configuran una ofensiva
recolonizadora de Latinoamérica por parte de la Casa
Blanca, diseñada y puesta en vigor a propósito de
contrarrestar el creciente poderío de la Unión Europea y
los gigantes asiáticos.

Como se sabe, la dominación imperial presupone la
alienación de los colonizados. En nuestro caso, de cara al
TLC, nuestras dirigencias político-empresariales han hecho
gala de subjetivismos y parroquianismos verdaderamente
antológicos. Joyce de Ginatta, funcionaria del
"gutierrismo" catalogó al Tratado como "un puente al Primer
Mundo", en tanto que el actual negociador titular, Manuel
Chiriboga, declaró que lo entendía como un desafío para
"cambiar el orden oligárquico por un orden más ciudadano",
denotando que ni siquiera tenía claridad sobre los
intereses locales que ha venido defendiendo. Por supuesto,
ninguno de los dos telecistas nombrados habrá percibido que
la firma del acuerdo supondría culminar y volver
irreversible el liberalismo esquizofrénico que
paladinamente soporta la República desde hace un cuarto de
siglo.

¡Ni qué decir de la mayoría de nuestros legisladores que,
inconscientemente, con la aprobación de la denominada Ley
Huaquillas, acaban de disponer la apertura comercial
unilateral del Ecuador a todos los países del mundo!

Tiempo de fantasías y acciones bochornosas, tiempo de
clarividencias y rebeldías. El debate abierto sobre el TLC
y el rol expoliador de las petroleras extranjeras, a la par
que ha desnudado las miserias del establecimiento, ha
permitido que heteróclitos contingentes sociales comiencen
a guiar sus pasos con refrescantes discursos políticos y
económicos que, incluso, han trascendido al resto de
naciones andinas. Acción y reacción. ¡El país nuevamente
convertido en faro de Nuestra América!

Bajo comando de Luis Macas y la CONAIE, al grito de "¡No
queremos ser colonia norteamericana", vastos contingentes
del estado llano han logrado emblemáticos trofeos en las
últimas semanas. Paralizaron a las provincias serranas
durante largos días de marzo y, al despuntar abril,
pudieron entrabar la ronda final del TLC en Washington, al
tiempo que han iniciado una marcha sobre Quito para
presionar a Carondelet por una consulta popular sobre el
celebérrimo TLC (Tratado de Libre Colonización).

La resistencia indígena-popular-sindicalista-estudiantil a
la "portorriqueñización" del Ecuador ha llegado a tal punto
que una negativa oficial a la consulta demandada marcaría
la muerte política de Alfredo Pa-Lucio.

Vidas paralelas, muertes paralelas.

 René Báez, economista ecuatoriano, es Premio Nacional de
Economía y miembro de la International Writers Association.


Servicio Informativo "Alai-amlatina"
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 source: ALAINET