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Combatiendo los TLCs: informe resumido del Taller

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Combatiendo los TLCs: Taller Internacional de Estrategias

Organizado por FTA Watch en cooperación con bilaterals.org, GRAIN y Médicos sin Fronteras, Bangkok, Tailandia, 27-29 de julio de 2006

Informe resumido

Informe elaborado por los organizadores del taller con apoyo del equipo de documentación | Setiembre 2006

“Es más fácil lograr la movilización conjunta de gente de todos los países y continentes para resistir la OMC. Pero con los TLC, luchamos solos”.
“Nunca vi una represión tan fuerte en Ecuador como la que se hizo contra los movimientos sociales que luchan contra el TLC”.
“El gobierno australiano se está dando cuenta recién ahora de que su capacidad reguladora se ha visto limitada por el TLC con los Estados Unidos”.
“La alternativa nunca puede ser un TLC reformado. La única alternativa es que no haya TLC”.
“Los TLC y los agricultores no pueden convivir bajo el mismo cielo”.
— diferentes participantes del taller

Introducción

En los últimos años, los Estados Unidos, Europa y otras potencias industrializadas han intensificado sus esfuerzos para firmar tratados bilaterales de libre comercio (TLCs) y tratados bilaterales de inversión. Este creciente interés en los tratados bilaterales va de la mano con el estancamiento de las conversaciones comerciales internacionales en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Los TLC comprometen a los países no solamente a realizar una liberalización acelerada del comercio de bienes, como es el caso de los productos agrícolas, sino que incluyen nuevas normas para el comercio de servicios, los derechos de propiedad intelectual, la inversión, etc. Negociados por fuera del sistema multilateral, incluso alejados del escrutinio público, dan mayor libertad todavía a los gobiernos más poderosos del mundo para presionar a los países en desarrollo y a los países industrializados más pequeños para que adopten políticas que son mucho peores de lo que se convino en la OMC.

A pesar de su nombre, esos acuerdos van mucho más allá que el comercio. Ofrecen a las empresas transnacionales derechos amplios, nuevos, jurídicamente exigibles, en mercados extranjeros. Se hace una selección especial de los países con los que hay interés en realizar acuerdos bilaterales en función de intereses geopolíticos. Actualmente, gran parte del “juego de ajedrez” de los TLC es una competencia entre grandes potencias que intentan asegurar esferas de influencia política y económica. La competencia entre los Estados Unidos y la Unión Europea es una parte clave de esa dinámica. Pero China, India, Japón, Brasil y otros países también compiten por un lugar en el nuevo escenario emergente.

Los movimientos populares han estado luchando contra los TLC desde que en 1993 se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, también conocido por su sigla en inglés, NAFTA), entre México, los Estados Unidos y Canadá. A lo largo de los años, esa lucha se ha multiplicado y crecido -desde Marruecos a Corea y desde Ecuador a Tailandia. Según sabemos, hasta ahora sólo se ha podido parar un único proceso de negociación de TLC como resultado de la movilización y la presión social. En otros casos, particularmente en Corea, los movimientos sociales han provocado importantes revueltas y han logrado demorar las decisiones de sus gobiernos acerca de la firma de un TLC. Incluso ahora, numerosas luchas populares contra los TLC y los tratados bilaterales de inversión se han mantenido aisladas unas de otras, como resultado directo de la lógica del “divide y reinarás” del bilateralismo. FTA Watch, una coalición informal que encabeza la lucha en Tailandia, sintió que era imprescindible quebrar esa lógica y compartir experiencias con movimientos anti-TLC de otros países. Convocó a bilaterals.org, GRAIN y MSF -quienes durante muchos años habían estado trabajando internacionalmente contra los TLC y los tratados bilaterales de inversión- para que le prestaran ayuda en la organización de una reunión internacional de estrategia, que se realizó en Bangkok del 27 al 29 de julio de 2006.
Este taller reunió, por ver primera, a movimientos de numerosos países que han estado luchando contra los TLC y los tratados bilaterales de inversión. La participación dependió de personas que han estado directamente involucradas en luchas populares destinadas a desbaratar esos acuerdos. Hubo cerca de 60 participantes provenientes de 19 países de todos los husos horarios (ver lista anexa). En lugar de tratar de crear una nueva red o construir una agenda común, los objetivos del taller fueron compartir las experiencias de quienes luchan contra los TLC en distintos países y crear ideas estratégicas para fortalecer las luchas nacionales, regionales e internacionales contra los TLC.

Análisis de contextos y tendencias

La OMC en crisis, viraje hacia los TLC: Aun cuando los TLC son tan solo una herramienta para que los países resulten más amigables para el capital transnacional, el fracaso de la OMC en cuanto a lograr un acuerdo es claramente un aditivo al ímpetu con el que numerosos gobiernos procuran lograr TLCs. El colapso de la Ronda de Doha el día que llegamos a Bangkok fue apenas un recordatorio más de esta obvia conexión. Pero los TLC hacen mucho más que compensar el fracaso de la OMC. Durante casi dos décadas, ahora, han sido utilizados para confinar deliberadamente a los países a aplicar medidas de corte político, económico y social -como es el caso de los monopolios más férreos de las patentes sobre los medicamentos- que tienen alcances mucho mayores que los que Estados Unidos y Europa hubieran podido lograr alguna vez en los foros multilaterales.

El neoimperialismo mundial: La embestida por los TLC es un fenómeno mundial complejo, con un número creciente de acuerdos tanto Norte-Sur como Sur-Sur. Los acuerdos Norte-Sur son amplios (abarcan una cantidad enorme de temas) y sirven para ofrecer instantáneamente nuevas oportunidades a las transnacionales, que les permiten obtener más ganancias de los países en desarrollo. Ayudan, además, a desmantelar los estados a través de la privatización, la desregulación y quitándoles a los tribunales nacionales jurisdicción sobre las controversias. Los tratados Sur-Sur tienden a ser menos amplios y menos orientados a una revisión de las leyes nacionales, pero sus impactos en los agricultores, trabajadores y el ambiente puede ser devastador -y lo ha sido.

Los TLC Norte-Sur son neocolonialistas. Convierten a los países en desarrollo en fuente de recursos naturales o mano de obra barata para beneficio de las transnacionales. Numerosos países industrializados procuran firmar tratados similares al del modelo de los Estados Unidos, aun cuando difiera la redacción. Con la promesa de lograr mayor acceso a los mercados de los Estados Unidos y ante la paralización de la OMC, los gobiernos de numerosos países en desarrollo están deseosos de acceder a esos acuerdos. El surgimiento de los TLC Sur-Sur a menudo está limitado a sectores específicos, pero, al igual que los tratados Norte-Sur, también giran en torno a intensas maniobras por el poder. Gigantes emergentes como China e India tratan de lograr TLCs como forma de ganar influencia en Asia y otras regiones. En América Latina, los TLC son un escenario y también una herramienta de las luchas de poder en las regiones, especialmente entre el Mercosur, la Comunidad Andina y la nueva alianza entre Venezuela, Bolivia y Cuba.

Más allá del comercio: El término “tratado de libre comercio” es un nombre inapropiado. Los TLCs básicamente dan a las empresas de uno de los países signatarios un conjunto muy amplio de nuevos derechos en el otro país: derechos a dictar los términos de sus inversiones allí, derechos a comprar industrias estatales, derechos a prestar servicios locales tales como educación y salud, derechos a tener acceso a los recursos naturales y a las fuentes energéticas y derechos a demandar efectivamente al gobierno del otro país en caso de que no cumpla cabalmente sus deseos. Los TLC son también tratados altamente geopolíticos, dirigidos a consolidar las alianzas políticas entre determinados países. Los TLC con los Estados Unidos están inextricablemente vinculados a los intereses militares y de seguridad nacional de los Estados Unidos, e invariablemente exigen el apoyo a la política exterior de los Estados Unidos.

Sigilo total: En todos los países, del Norte o del Sur, la reserva que rodea a esos acuerdos suele ser más acentuada que cualquier proceso excluyente de la OMC (las llamadas reuniones de “Sala Verde”). Es habitual que se niegue a la opinión pública y a sus representantes parlamentarios el derecho a ver un texto antes de que sea firmado. En los TLC con los Estados Unidos, algunos países están obligados a mantener en secreto la historia del proceso de negociación durante varios años. A pesar de toda la alharaca que se hace con la democracia, los TLC son profundamente antidemocráticos. Hablar de “negociaciones” de los TLC es, en este sentido, otro apelativo equívoco. Es más acertado decir que los TLC se imponen, y no que se negocian.

Traslado de responsabilidades: Un rasgo común de los tratados bilaterales de libre comercio e inversión son las disposiciones que otorgan a las empresas transnacionales la potestad de efectivamente demandar a los gobiernos por cualquier acto u omisión que, según la empresa, interfiera con sus derechos como inversionista. Esos derechos incluyen el derecho a “anticipar” una ganancia. Las controversias entre inversionista y Estado están en aumento. En el marco de los tratados bilaterales de inversión, Bolivia y Argentina han sido demandadas por Bechtel y Azurix (una antigua subsidiaria de Enron), respectivamente, por cientos de millones de dólares, aún cuando fue a los pueblos boliviano y argentino a quienes estas empresas les negaron un suministro de agua adecuado o con precios razonables. Esos juicios no se libran abiertamente en los tribunales nacionales con leyes nacionales, sino en procedimientos de arbitraje a puertas cerradas, en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, del Banco Mundial.

Quiénes pierden en realidad: De las numerosas experiencias de los diferentes países que han firmado TLCs resulta claro que éstos no benefician a los agricultores ni a los trabajadores. A veces es difícil explicar esto a la gente porque los gobiernos y los medios de difusión empresariales nos bombardean con el mensaje de que las exportaciones agrícolas se incrementarán. Pero aún cuando se incrementen, ninguna de las ganancias será para los productores -quedarán entre los intermediarios y los mayoristas. Los TLC empujan a los países a exportar los mismos productos a las mismas estrechas opciones de mercado, exprimiendo a los sectores pobres en una despiadada competencia por migajas. Al mismo tiempo, los hechos dicen que ni la seguridad laboral ni los salarios han aumentado como resultado de los TLC. Corea suele ser ejemplificado como un modelo exitoso de la reforma neoliberal, y ha firmado numerosos TLC para afirmarlo, pero el desempleo oculto de la juventud coreana es alarmante. Chile no es demasiado diferente, mientras que el impacto negativo de los TLC en los trabajadores mexicanos (1,5 millones de trabajos rurales perdidos por el TLCAN) y jordanos (con el tráfico humano que se da en las fábricas textiles para sacar ventaja del TLC entre Estados Unidos y Jordania) están bien documentados. En Marruecos, numerosas compañías han tenido que cerrar sus puertas y la gente ha perdido su trabajo por el TLC con los Estados Unidos. A la larga, la violación de los derechos de los pueblos sobre la tierra, la presión hacia un aumento de la emigración y un mayor desmantelamiento del Estado -todo lo cual vemos que ocurre con los TLC- profundizarán aún más sus consecuencias devastadoras.

Experiencias de resistencia compartidas

Fortalezas / logros...

 Algunos países han logrado construir coaliciones nacionales amplias para enfrentar a los TLC, como en el caso de Marruecos, Costa Rica, Tailandia y Corea. Esto se hizo a través de la movilización, con la conciencia de que los TLC afectarán todos los aspectos de la vida social y económica del país. En Marruecos, por ejemplo, la protección de los derechos humanos (derecho a la alimentación, derecho a la salud, derecho a la educación, derecho a la autodeterminación, etc) fue la consigna para unir a una amplia gama de sectores sociales para movilizarse contra el TLC entre Marruecos y Estados Unidos. En Corea, el movimiento de oposición comenzó en el sector campesino pero rápidamente se trasladó a los sindicatos, el sector de la cultura, los trabajadores de la salud, los maestros, los consumidores, la prensa, etc. En Costa Rica, el movimiento de oposición al TLC de América Central también ha sido muy diverso -y fuertemente descentralizado, lo que ha hecho difícil que puedan manipularlo. En Tailandia, la cooperación entre las personas que viven con VIH/SIDA y los agricultores ha sido un puntal de la resistencia.

 Varios países han tenido muy buenos resultados con las movilizaciones de masas. En Colombia, un millón de personas salieron a la calle en protestas organizadas contra el TLC. En Ecuador, los movimientos sociales pudieron ejercer suficiente presión como para que el gobierno cancelara el contrato de extracción de petróleo de Occidental Petroleum, lo cual provocó que el TLC entre Estados Unidos y Ecuador quedara “en el limbo”. La segunda ronda de negociaciones del TLC entre Estados Unidos y Corea hizo que 100.000 personas salieran a manifestar a las calles de Seúl.

 La investigación y los análisis detallados e independientes han sido cruciales en nuestras campañas. En lugar de centrarse en un único tema, la investigación sobre los TLC necesita abarcar todos los temas para poder ayudar a la creación de movimientos. En Corea se movilizó un grupo de 300 personas para investigar los distintos aspectos del tratado propuesto entre Estados Unidos y Corea, ilustrando cómo afectará a los agricultores, a los trabajadores, a los productores cinematográficos y a los sectores de servicios. Es difícil hacer un relevamiento de los impactos, y lleva mucho tiempo, en especial cuando no se dispone del texto propuesto. Pero a menudo ha sido muy útil analizar lo que ocurrió en otros países que ya firmaron TLCs, como México y Chile.

 Países como Colombia, Ecuador y Costa Rica han logrado movilizarse ampliamente utilizando nuevas fórmulas de pedagogía basadas en la comunicación persona-a-persona.

 En varios lugares los movimientos de resistencia han logrado que la prensa informe sobre las luchas populares contra los TLC, aunque no sin cierta dificultad.

 Algunos grupos que se oponen a los TLC bilaterales han podido utilizar procedimientos parlamentarios y otro tipo de instrumentos legales (leyes sobre la libertad de información, disposiciones constitucionales) para obtener información, generar la atención pública y en algunos países incluso demorar el acuerdo, como por ejemplo en Filipinas y Costa Rica.

 En varios países, la creación y el mantenimiento de alianzas tácticas y sobre bases comunes con pequeñas y medianas empresas ha sido importante para las campañas. Los TLC generalmente benefician sólo a una pequeña minoría de los círculos comerciales. Es común que algunas empresas locales, como las empresas farmacéuticas o los operadores agropecuarios, se manifiesten en contra de las conversaciones de un TLC. Los movimientos sociales tienen varias experiencias (y combinadas) de trabajar con esos grupos en las campañas nacionales.

 En gran medida debido a la presión generada por los movimientos sociales, en varios países los TLC se han convertido en un elemento clave en las elecciones así como en los periodos de movilización popular contra los gobiernos. Estas movilizaciones centran el debate en las verdaderas consecuencias sociales y políticas de los acuerdos, más que en sus detalles técnicos. Australia, Ecuador, Perú, Costa Rica, Tailandia, México y Colombia han pasado por este proceso.

Debilidades / dificultades...

 Los TLC se firman igual, a pesar de la resistencia popular. No podemos confiar en los procesos parlamentarios o las denuncias en la prensa o las acciones esporádicas. Es necesario que construyamos una presión pública masiva a través de campañas sostenidas para parar los tratados. Si nuestra lucha no logra detener la firma o ratificación de un acuerdo, eso no significa el fin de la lucha -debemos seguir dando batalla.

 Los vínculos con otros movimientos y campañas -sean nacionales, regionales o internacionales- en ocasiones han sido débiles. En todo el mundo la mayoría de la gente se ha organizado contra la OMC. Las campañas contra los tratados bilaterales han quedado restringidas a los países donde se están negociando, en su mayor parte en el Sur. Aun cuando bilaterals.org ha sido una fuente útil de material escrito, este taller fue el primer intento por vincular en persona a activistas de varios países que están realmente comprometidos en la misma lucha mundial. Y si bien hay muchos aspectos en común en los impactos del neoliberalismo, y entre nuestras luchas, somos bien conscientes de que nuestros movimientos y contextos son muy distintos. Esto repercutirá necesariamente en las estrategias y tipos de alianzas que podemos construir a escala nacional, que es donde tenemos que combatir estos TLC.

 Ha sido muy difícil establecer propósitos comunes con grupos de países que están “en la otra punta” del TLC -especialmente con los tratados Norte-Sur- dado los diferentes contextos de ambas partes y la distinta forma de sufrir los impactos. No hemos tenido mucho éxito en cuanto a la construcción de alianzas con grupos del Norte -tales como los Estados Unidos, Japón o Europa- para combatir los TLC. Sin embargo, varios grupos presentes en el taller intentarán crear esos vínculos.

 Ha resultado difícil en algunos países vincular a todos los sectores dentro de las luchas nacionales contra los TLC. Por ejemplo, algunas campañas no han logrado vincularse con los sindicatos. En otros casos, los intereses de los trabajadores han sido percibidos como diferentes a los intereses de los agricultores y de los pueblos indígenas. Y en otros casos, los pueblos indígenas y los agricultores han estado divididos.

 En todos los países ha sido difícil acceder a una información detallada del texto que el gobierno está negociando. Sin embargo, dada la falta de información disponible al público, no vale la pena dedicar demasiado tiempo y energía a tratar de descubrir los detalles de los textos. Se puede aprender mucho analizando las experiencias de otros países.

 Nuestro análisis debe calar hondo y conducir a la acción. Necesitamos trabajar más para examinar el papel de ciertas transnacionales que impulsan los TLC y los tratados de inversión y se benefician con ellos. También es necesario que analicemos mejor los argumentos geopolíticos más amplios vinculados a los TLC -especialmente en momentos en que el militarismo y los temas de seguridad ganan terreno-, incluso comprender mejor los intereses de países como China, India, Brasil y Sudáfrica.

Estrategias que nos hagan avanzar

Superar la táctica del divide y reinarás: Muchos gobiernos están utilizando la táctica del divide y reinarás para confundir y desviar la preocupación de la gente con respecto a los TLC, mientras que siguen adelante y negocian en función de promover sus intereses privados. Muchas veces nos hemos hecho esta pregunta: ¿cómo nos enfrentamos a esa táctica, cuando se espera que el TLC tenga beneficiados y perjudicados en distintos sectores? Se espera que los perjudicados se sacrifiquen en beneficio de los otros sectores. Los países que tienen TLC hace años, como ocurre con México y Chile, y las experiencias más recientes de Australia, han demostrado que los beneficios prometidos estuvieron sobredimensionados, y en algunos casos fueron “mentiras lisas y llanas”. En los casos en que los beneficios fueron para el país menos poderoso del acuerdo, se repartieron entre un grupo muy selecto de elites comerciales. En algunas ocasiones los principales beneficiarios locales han sido socios locales de empresas transnacionales. Cuando los TLC brindan nuevas oportunidades para que las empresas extranjeras se apoderen de los servicios esenciales, las empresas públicas y el sector financiero de un país, todos y todas sufriremos los efectos.

Exponer y confrontar las estrategias de cooptación: Cada vez más por los impulsores del neoliberalismo se apropian del lenguaje de los movimientos sociales y de conceptos tales como el de “asociación”. Los gobiernos cooptan a las ONG y comunidades, y en su afán por firmar los TLC incluso crean “organizaciones de comunidades” a favor de los mismos. La Agencia Internacional para el Desarrollo, de los Estados Unidos (USAID, por su sigla en inglés), y otros organismos llamados de ayuda para el desarrollo, han apoyado eficazmente esta estrategia en las cuatro regiones. Debemos denunciar los procesos de “diálogo” y “participación”, que están concebidos para neutralizar la oposición y legitimar las políticas neoliberales como los TLC, y contrarrestarlos con nuestro propio análisis y acciones.

¿Alternativas? En la lucha contra los TLC, a menudo se desafía a los movimientos sociales a que presenten una alternativa. Numerosos participantes del taller consideraron que no era necesario prestarse a ese argumento. Nuestras coaliciones se forman en torno a detener el avance del neoliberalismo y tenemos que conservar posiciones de consenso y objetivos básicos. En muchos casos no buscamos una alternativa: lo que los TLC pretenden destruir, como es la agricultura campesina o los derechos colectivos, ya existe como una alternativa. Además, como los TLC tratan mucho más de los derechos de los inversionistas que del comercio, ¿qué alternativa se supone que tenemos que crear? En lugar de dar a los gobiernos una alternativa, cabe a los gobiernos la responsabilidad de tener que explicar y tratar de justificar qué es lo que intentan lograr con un TLC.

Cuidado con la integración regional cuando promueve el neoliberalismo: Las organizaciones populares valoran la solidaridad y la cooperación, y algunas han estado dispuestas a discutir acerca de una redefinición de las relaciones comerciales a escala regional o subregional a partir de esos principios. El ejemplo de ALBA - la Alternativa Bolivariana para las Américas promovida por Hugo Chávez para oponerse al Área de Libre Comercio de las Américas, de George Bush- fue especialmente discutida al respecto. Sin embargo, como ALBA todavía está en una etapa experimental, se necesita más tiempo para evaluar hasta dónde puede cumplir sus objetivos sin entrar en contradicciones. Otros consideran que dada la falta de representatividad de los gobiernos, los acuerdos comerciales y bloques regionales Sur-Sur no darán mejores resultados para la mayoría de la gente que los acuerdos Norte-Sur. Como señaló uno de los participantes: “El neoliberalismo nunca está en cuestionamiento. Ahí radica el problema”.

“No al TLC” significa no al neoliberalismo Es importante marcar los límites, adoptar una posición clara de negativa al TLC y poner al descubierto los verdaderos temas en juego apenas iniciada la lucha contra los TLC. Numerosos participantes comentaron que, entre las experiencias que compartimos, las luchas con mejores resultados fueron las que vincularon a los TLC con el neoliberalismo más generalmente. La privatización afecta a todos -desde los estudiantes liceales hasta los pensionistas. Lo mismo ocurre con la desregulación. Es por eso que los TLC son caballos de troya para lograr MÁS derechos de los inversionistas y alianzas geopolítico militares. Esto es lo que surgió del taller como la sustancia esencial de los TLC. Por lo tanto, si bien nos centramos en los tratados de libre comercio como instrumentos muy específicos, necesitamos tener claridad acerca de lo que está en juego, cuáles son nuestras posiciones y de qué se trata en realidad la lucha.

Acciones para lograr mayor colaboración

Los participantes acordaron colaborar en una serie de sectores:

Educación popular, investigación e información

  1. Preparar un mapa de luchas anti-TLCs en todo el mundo.
  2. Intercambiar información y análisis, probablemente a través de internet. Esto debería incluir un inventario de investigación y materiales educativos que ya hayan sido producidos, así como ideas sobre materiales para producir en el futuro. Todo eso puede ser publicado en bilaterals.org y en un sitio coreano equivalente, y posiblemente otros sitios web.
  3. Consolidar nuestras experiencias a través de una lista de preguntas y respuestas comunes acerca de los TLC; qué es un TLC, quién se beneficiará, quién perderá, etc.
  4. Elaborar una síntesis que analice las consecuencias e impactos de los TLC.

Los participantes hicieron hincapié en que esta red de investigación e información debe estar enfocada en la acción y aportar a las luchas populares.

Construyendo el movimiento

  1. Debemos estudiar los detalles de las políticas neoliberales en todas sus manifestaciones y denunciarlas, explicando cómo los TLC afectan a todos los sectores de la población.
  2. En nuestros contextos diferentes podemos relevar las fortalezas y debilidades tanto de las fuerzas neoliberales como de nuestras propias fuerzas sociales a efectos de movilizarnos lo más eficientemente posible.
  3. Es necesario que, para proteger a nuestros movimientos, denunciemos cómo nuestras acciones son tratadas cada vez más como actos delictivos.
  4. Los movimientos necesitan documentar e intercambiar información, compartir datos sobre los impactos de los TLC y medidas de resistencia de otras luchas, para utilizarlas en la movilización.
  5. Los movimientos sociales coreanos realizarán un taller en Seúl durante la 4ª ronda de negociaciones entre Corea y Estados Unidos, en octubre de 2006, para compartir experiencias y consolidar la lucha contra los TLCs en la región. Esto será específicamente para los movimientos populares de la región Asia Pacífico y los Estados Unidos.
  6. Se propuso que un día de acción coincidiera con el día de acción de La Vía Campesina, el 10 de setiembre. Este día podría adaptarse a los contextos locales: por ejemplo, un día de acción contra un TLC específico o contra el neoliberalismo.
  7. Los grupos que participaron en el Foro Social Mundial impulsarán una reunión internacional sobre los TLC en el próximo Foro Social Mundial, que se realizará en Nairobi en enero de 2007.

 Fuente: