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¿Europa pierde a África?

Andrés Espinosa Fenwarth - Asesor del Ministro de Agricultura

Después de 7 largos años, los líderes de la Europa de los 27 y los jefes de Estado de 80 naciones africanas terminaron en acrimonia la Cumbre de Lisboa del fin de semana pasado, diseñada para ponerle fin a la negociación de un Acuerdo de Asociación Económica birregional. Tan solo la mitad de los países africanos -liderados por Sur África y Senegal-, decidió firmar el Acuerdo interino ofrecido por los europeos, que pretende conservar las preferencias comerciales del Acuerdo de Cotonou, capital de Benín. La otra mitad se abstuvo de suscribirlo, el cual por ahora solo incluye el comercio de bienes, pero que comprende además la obligación de iniciar negociaciones orientadas a la apertura de los mercados domésticos en las áreas de servicios e inversiones, modelo al que se oponen las naciones que no firmaron.

El quid de esta disputa comercial entre Europa y África tiene que ver con la vigencia de las preferencias comerciales europeas que vencen al final de este mes. En efecto, la Conferencia Ministerial de la OMC realizada en noviembre de 2001 en la ciudad de Doha, capital de Qatar, decidió autorizar a la Unión Europea para que concediera hasta el 31 de diciembre del 2007 un tratamiento arancelario preferencial para sus ex colonias, sin tener que extenderlo a otros países. Este plazo vence en dos semanas. A partir del 2008, Europa se verá obligada a subir los aranceles de las exportaciones de los países que se han negado a suscribir los Acuerdos de Asociación Económica, tal como lo anunció esta semana en Bruselas Peter Power, vocero de Comisión Europea para los asuntos de comercio.

El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, uno de los rebeldes, sentenció con dureza y frialdad en la rueda de prensa realizada al final de la Cumbre en Lisboa que la imposición de aranceles crearía una ‘ruptura sísmica’ entre Europa y África. El meollo de este asunto es que las preferencias europeas son contrarias a las normas tutelares de la OMC que sustentan el principio sagrado de no discriminación, lo cual hace inevitable reemplazarlas por un acuerdo comercial que sea compatible con la OMC, o suspenderlas indefinidamente. Todo indica que habrá un poco de ambas medicinas, de efectos contrarios.

Europa está literalmente entre los palos con sus ex colonias, en medio de un fuego cruzado donde nadie gana y todos pierden. O casi todos, pues China se perfila en la penumbra como el ganador en esta pesca milagrosa en río revuelto. Europa, preocupada por la creciente influencia china en el que consideran su mercado natural, pretende cimentar su tradicional e histórica relación comercial y política con las naciones del África con Acuerdos de Asociación Económica de largo aliento, que les permita mantener a raya la influencia china. La traba podría ser, como sostiene el presidente Wade, que “Europa ha casi perdido la batalla de la competencia en África”. Y quizás también su antigua y omnipresente influencia en el continente.

Fuente: Portafolio


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