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TPP: No regalen nuestra salud

TPP: No regalen nuestra salud

Por The New York Times, 3-2-15

Un grupo secreto se reunió a puerta cerrada en Nueva York esta semana. Lo que decidieron podría llevar a un aumento en el precio de drogas para usted y cientos de millones alrededor del mundo. Representantes de los Estados Unidos y otros 11 países de la Cuenca del Pacífico se reunieron para decidir el futuro de sus relaciones comerciales en la llamada Alianza Trans-Pacífico (ATP). Al parecer a poderosas empresas se les brindó influencia sobre el proceso, aún cuando a muchos altos oficiales de gobiernos de los países miembros se les niega.

Entre los temas que los negociadores consideran más polémicos están aquellos relacionados con derechos de propiedad intelectual. Y no estamos hablando solamente de descargas de música y DVD piratas. Estas normas podrían ayudar a las grandes compañías farmacéuticas a mantener o incrementar sus ganancias monopolistas sobre drogas de marca.

La clandestinidad de las negociaciones de la ATP las hace aún más exasperantemente opacas y difíciles de discutir. Pero nos podemos hacer una buena idea de lo que está pasando, basándonos en documentos de reuniones pasadas obtenidos por Wikileaks, lo que sabemos de la influencia americana en otros acuerdos comerciales, y lo que otros y yo mismo hemos deducido después de hablar con negociadores.

Los acuerdos comerciales son negociados por la oficina del representante de Comercio de los Estados Unidos, supuestamente en nombre del pueblo americano. Sin embargo históricamente la oficina del representante comercial se ha alineado con intereses corporativos. Si las grandes compañías farmacéuticas tienen influencia, como lo dicen los documentos, la ATP podría bloquear las drogas genéricas más baratas del mercado. Las ganancias de las grandes farmacéuticas aumentarían, a costa de la salud de pacientes y los presupuestos de consumidores y gobiernos.

Hay dos formas en las que la oficina del representante de comercio puede utilizar a la ATP para sostener o elevar los precios de las drogas y las ganancias. La primera es restringir la competencia por parte de los genéricos. Es axiomático que más competencia significa precios más bajos. Cuando las compañías tienen que luchar por sus clientes, terminan por reducir sus precios. Cuando una patente se vence, cualquier compañía puede introducirse en el mercado con una versión genérica de una droga. Las diferencias en precios entre drogas de marca y drogas genéricas son alarmantes.

La segunda estrategia es debilitar la regulación gubernamental de los precios de las drogas. Aumento de competencia no es la única forma de mantener bajos los precios de bienes y servicios esenciales. Los gobiernos también podrían restringir los precios con leyes, o restringirlos efectivamente negando reembolsos a los pacientes por drogas con sobreprecio, lo que motivaría a las compañías a bajar sus precios a los niveles aprobados.

Si el representante de Comercio de los Estados Unidos se sale con la suya, la ATP limitará la habilidad de países socios para restringir precios. Y las compañías farmacéuticas seguramente esperan que el ‘estándar’ que ayudan a establecer en este acuerdo sea algo global, convirtiéndose por ejemplo en el comienzo de las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea con respecto a los mismo asuntos.

Claro está que las compañías farmacéuticas dicen que tienen que cobrar precios más altos para financiar sus investigaciones y desarrollo. Esto simplemente no es cierto. Por un lado, las compañías de drogas gastan más en mercadeo y publicidad que en ideas nuevas. Derechos de propiedad intelectual excesivamente restrictivos desaceleran nuevos descubrimientos al hacer más difícil para los científicos construir sobre las investigaciones de otros y limitando el intercambio de ideas que es esencial para la innovación. Como lo es en este momento, la mayoría de las innovaciones importantes salen de nuestras universidades y centros de investigación.

Los esfuerzos en la ATP por incrementar los precios de las drogas nos llevan en la dirección equivocada. El mundo entero podría pagar el precio con salud deteriorada y muertes innecesarias.


 source: El Colombiano