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UE-Mercosur: ganancias para pocos, amenaza para la mayoría

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Acuerdo Unión Europea Mercosur
Ganancias para pocos - Amenaza para la mayoría

Declaración de los movimientos y organizaciones sociales del Mercosur
22 de octubre, 2004

Resumen

Mientras las negociaciones del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas)
siguen en compás de espera en relación a las elecciones en los Estados Unidos, los
gobiernos de los países del Mercosur, negocian contra reloj un acuerdo también
nocivo para la región sólo que con la Unión Europea (UE). El apuro es grande entre
los negociadores porque el plazo para la conclusión del acuerdo termina el 31 de
octubre - es ésta la fecha en que los representantes de la Comisión Europea serán
cambiados y, en caso de que el acuerdo no esté concluido, el proceso negociador
tendrá que recomenzar.

Las organizaciones y movimientos de la región que hacemos la Campaña Contra el
ALCA en el Cono Sur queremos hacer pública y fundamentar nuestra oposición a
este acuerdo lesivo con la Unión Europea, que pone en juego nuestra soberanía,
nuestro futuro y las posibilidades de avanzar en una verdadera integración
sustentable subregional y con los pueblos europeos.

Como veremos, a cambio de supuestas ganancias para algunos pocos sectores
agroexportadores, los gobiernos de los países del Mercosur están ofreciendo
entregar sectores clave de sus economías a la competencia desigual con las
grandes empresas transnacionales europeas, en áreas como bienes industriales,
pesca y transporte marítimo, seguros, servicios ambientales -inclusive agua y
saneamiento—, servicios financieros y de telecomunicaciones, compras
gubernamentales, normas más estrictas de propiedad intelectual que impedirán la
transferencia de tecnología y facilitarán la biopirateria y la apropiación indebida del
conocimiento asociado al uso de la biodiversidad, garantías jurídicas adicionales
para los inversores europeos, etc.

Declaramos que este toma y daca es absolutamente inaceptable, como lo es la falta
total de transparencia con la que se están conduciendo estas negociaciones.
En consecuencia, exigimos a los negociadores y gobiernos del Mercosur:
 no firmen el tratado con la Unión Europea.
 detener inmediatamente las negociaciones
 realizar consultas populares y sectoriales previas a reiniciar negociaciones
 involucrar a los parlamentos nacionales ple namente en todas las etapas de
las nuevas negociaciones, previo a la firma de cualquier acuerdo
 evaluar los impactos socioambientales y económicos de la liberalización de
las últimas décadas en el región

1. Acceso a mercados en agricultura - La supervivencia de la agricultura
familiar y campesina está en juego

La mayor apuesta de los gobiernos del MERCOSUR esta cifrada en obtener acceso
al mercado europeo para algunas producciones agropecuarias y agroindustriales de
la región (en particular, carne, soja y etanol). Pero para que eso ocurra, el acceso a
los mercados debe ser una concesión mutua, es decir, que nosotros tendremos que
abrir aún más nuestros mercados a productos europeos procesados cuya materia
prima es subsidiada (por ejemplo quesos, chocolates, café soluble) y que al
ingresar a nuestros países pueda afectar la demanda de productos de nuestros
agricultores familiares y campesinos de la región.

Uno de los casos más preocupantes en ésta área de negociaciones es el caso de la
leche, que es considerado producto sensible por el Mercosur, y tiene hoy un arancel
de 27% para la entrada de la leche europea en nuestro mercado. Sin embargo, la
lista de excepción para productos reconocidamente sensibles del Mercosur no está
siendo aplicada al acuerdo UE-Mercosur. La agricultura familiar/campesina
(pequeños productores), por ejemplo en el caso de Brasil, es responsable por el
82% de los 1,8 millones de establecimientos lecheros y por, por lo menos, el 80%
de la producción.. Si el acuerdo fuese firmado hoy, la alícuota de importación de
leche, que es de 27% sería reducida gradualmente a 0% en diez años, excepto
para la leche el polvo, lo que no eximiría a la agricultura familiar de sufrir serios
impactos porque habría significativas reducciones arancelarias (de cerca del 50%).
La importación, que actualmente ya es alta, sería desastrosa y afectaría mucho a
los precios nacionales y la vida de millones de pequeños agricultores. Seguramente
más de un millón de éstos, que hoy producen alrededor de 30 litros de leche por
día cada uno, no estarían en condiciones de productividad para competir con los
europeos, e irían a la quiebra, perdiendo trabajo y engrosando las filas del éxodo
rural. Todos ellos producidos en pequeñas propiedades.

Más allá de lo que signific a este acuerdo en términos de la apertura de nuestros
propios mercados, la apuesta de nuestros gobiernos de sustentar esta supuesta
integración económica en el aumento de las exportaciones de origen agropecuario y
agroindustrial supone darle a nivel nacional y regional prioridad a la agricultura de
exportación, en lugar que a la agricultura campesina para satisfacer las
necesidades alimentarias y otras de nuestra población. La agricultura para la
exportación beneficia sólo a una ínfima minoría de los agric ultores de la región (los
grandes productores latifundistas). De hecho, toda la cadena productiva
agroindustrial en la región -desde las semillas hasta los alimentos procesados- ya
está en gran medida transnacionalizada y en manos de grandes empresas
transnacionales, muchas de ellas de origen europeo. Esta priorización de la
agricultura de exportación amenaza la soberanía alimentaria de nuestros pueblos,
ya que corremos el riesgo, como ya ocurre en la Argentina, que la producción (de
soja) para la exportación desplace a la producción nacional de alimentos como la
leche para el consumo local, o en Uruguay donde las plantaciones forestales para la
exportación están invadiendo zonas tradicionalmente agropecuarias, desplazando
en uno y otro caso a los pequeños y medianos agricultores que surten el mercado
interno. También amenaza nuestra soberanía alimentaria, porque la agricultura de
exportación es mayoritariamente de naturaleza altamente contaminante del suelo,
el agua y el aire y se basa en el principio de uniformidad, en lugar que la rica
diversidad de la agricultura campesina. Estos aspectos ambientales y sanitarios se
verán aún más agravados con la proliferación de cultivos transgénicos para la
exportación.

En las negociaciones de este capitulo agrícola quedan además al descubierto lo
engañosas que son las supuestas ofertas europeas en materia de acceso. En el
sector de carnes los europeos nos ofrecen cuotas menores a lo que exportamos
actualmente, es decir, 116 mil toneladas, cuando ya estamos exportando 275
toneladas. Como si eso no fuera poco, esta cuota no es ofrecida de una vez, sino en
etapas a lo largo de 10 años, para los cuatro socios del bloque. Es decir, aunque
entreguemos todos nuestros mercados con la ilusión de que los europeos van a
abrir el suyo a cuotas mayores de exportaciones agropecuarias, donde tenemos
mejores condiciones de producción, ellos siguen protegiendo mientras nuestros
gobiernos ofrecen todo.

Además, la EU sigue proponiendo un mecanismo que aumenta el arancel a medida
que las exportaciones van creciendo. Esto significa que, cuanto más exportemos,
mayor será el arancel. El interés no es el aumento de las exportaciones, sino la
desgravación de las cuotas, situación que sólo beneficia a quién ya exporta carnes
a Europa, que ganará más por exportar lo mismo, no habiendo real apertura de
mercados para nuevos productores y ninguna diferencia en la cantidad exportada
en función del acuerdo.

La propuesta de la UE en las negociaciones viene acompañada de algunas
condicionalidades, que consideramos absurdas: que el Mercosur le dé garantías de
protección adicional a la propiedad intelectual ligada a las denominaciones de
origen geográfico de la producción de vinos, quesos y jamones - lo que podría
llevar a la prohibición del uso de expresiones tales como queso parmesano,
roquefort, mortadela, champagne, etc, pues éstas identificaciones geográficas ya
están patentadas en Europa - y sólo conceder las cuotas a lo largo de diez años y
divididas en dos etapas, dependiendo esta segunda de los resultados de las
negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

2. Amenazas al derecho del Mercosur a tener políticas industriales autónomas

En bienes industriales el Mercosur ya aceptó abrir más del 90% de su mercado, y
los europeos (que abrirían el 100%) quieren que este porcentaje llegue también a
100. Esta es una ecuación desigual, pues si analizamos los items de nuestro
intercambio comercial con la UE, veremos que los países del Mercosur exportan
productos primarios, minerales y manufacturados de bajo precio e importan
básicamente bienes industriales. Con esta apertura a los bienes industriales, el
desequilibrio sería peor.

El último informe de la UNCTAD alerta sobre el hecho de que entre 1980 y 2003, a
pesar de que el volumen de productos exportados por los países en desarrollo haya
crecido también fuertemente, el poder de compra obtenido por los países con esas
exportaciones creció mucho menos. Esto es así porque aumentaron mucho más los
precios de las mercancías compradas por esos países y provistas por los países
desarrollados en los mercados internacionales, tales como máquinas y
equipamientos, bienes de informática, industrializados de mayor grado tecnológico
y de investigación (remedios, por ejemplo), que mostraron crecimiento de más de
9% en 2003. E incluso los productos manufacturados exportados por Brasil, como
calzados, textiles, productos de acero o de aluminio también presentaron
“deterioramiento de los términos de intercambio”, a pesar del crecimiento de sus
volúmenes.

Este deterioro de los términos de intercambio que se acentuará con este acuerdo,
implica además un deterioro inaceptable del medioambiente y una sobreexplotación
de los recursos naturales y la perpetuación del papel de la región en la división
internacional del trabajo como exportador de materias primas cada vez más
baratas.

Y en el caso de los automóviles, la industria de autopartes denuncia los enormes
prejuicios que tendrían con la apertura propuesta, teniendo en cuenta
principalmente que buena parte de las fábricas instaladas en la región son
europeas y que readecuarían sus estrategias de producción para privilegiar el
comercio intrafirmas y a sus proveedores europeos. La eliminación de restricciones
propuesta contribuirá a facilitar la circulación de productos dentro de las cadenas de
producción de las grandes empresas transnacionales.

3. El acuerdo transforma al agua, el saneamiento ambiental y nuestro mar
territorial en mercancías

En las negociaciones sobre servicios está en juego la apertura de sectores como
telecomunicaciones, bancos, seguros, “servicios culturales y educativos”, “servicios
ambientales” (agua, saneamiento y control de la contaminación ambiental),
servicios postales, construcción civil y turismo. Mención especial merece el agua, y
en especial el Acuífero Guaraní compartido por los países del MERCOSUR. Aunque
no hace parte hoy de lo que reclama la Unión Europea, en la medida que se trata
de un acuerdo que queda abierto a compromisos mayores de liberalización, no
puede caber la menor duda que una vez firmado el acuerdo marco inicial, las
grandes transnacionales del agua, que en su mayoría son europeas, querrán acceso
irrestricto al Acuífero Guaraní.

En las discusiones sobre pesca y navegación de cabotaje, la UE está ejerciendo
presión para reducir nuestro mar territorial de 200 millas a 12 millas; de esta
forma, los navíos con bandera europea podrían considerar de su propiedad todo lo
que fuese pescado fuera del límite de las 12 millas. Esto no es más que el primer
paso a la privatización de los mares! Como si no bastase, el MERCOSUR está
ofreciendo a los inversores europeos un tratamiento igual al que le es concedido a
nuestros inversores y empresas.

4. El Mercosur ofrece preferencia a Europa en las compras del sector público

En las negociaciones sobre compras gubernamentales, el Mercosur ofrece
preferencia a los europeos, en relación a otros países y regiones. Esto significa que
después que se firme el acuerdo, todas las licitaciones públicas de los gobiernos,
por encima de cierto valor, darían derecho a los europeos a tener preferencia
internacional en la disputa. Y, obviamente, en diversas áreas ellos tienen
proveedores en mejores condiciones de competir que nuestra industria, y podrán
así disputar las inversiones públicas en infraestructura, con la pérdida del potencial
de generación de empleo nativo que eso significa.

5. El acuerdo es ilegítimo y nocivo para nuestros pueblos.

Lo más grave es que existe una gran presión para la aceptación del acuerdo por
parte de algunos sectores agropecuarios (y dentro de los gobiernos, por ejemplo en
el caso brasileño predominan los intereses representados por los Ministerio de
Agricultura y de Desarrollo Industria y Comercio) cuando ni siquiera hay una
evaluación de la propuesta global europea. La Unión Europea dice que está fuera de
discusión el trato asimétrico en sectores específicos, como por ejemplo los textiles.
Nos preocupa mucho el desequilibrio de estas negociaciones y el hecho de que
nuestros gobiernos no lo estén considerando, mientras que es un principio
fuertemente defendido en las negociaciones del ALCA, donde no se acepta una
negociación en la que las diferencias de desarrollo económico, productivo y
comercial no sean tenidas en cuenta.

Las concesiones que puedan ser hechas en este acuerdo abren un precedente, que
hace muy difícil negarse a ofrecer lo mismo en otros acuerdos. Esto significa que,
habiendo hecho ofertas tan generosas a la UE, el Mercosur tendrá que arrancar
desde ese piso, o aún más, cuando se cuando se produzca el reinicio de las
negociaciones del ALCA. No hay dudas de que el gobierno de los Estados Unidos
reiniciará las negociaciones con la exigencia de que los países del Mercosur sean
tan generosos como los Estados Unidos cuanto lo hayan sido con la UE.

Con la perspectiva de hacer viable un Mercosur reformulado que sirva a una
estrategia de creación de una comunidad económica y política en América del Sur,
los términos del acuerdo hoy negociado con la UE son inaceptables.
Si nuestra diplomacia supo parar las negociaciones del ALCA porque estaban lejos
de atender a las necesidades y deseos en relación a un proyecto de desarrollo
sustentable e autónomo, ¿por qué dejan que siga adelante el acuerdo con los
europeos?. Este acuerdo pone en riesgo sectores importantes de la agricultura
familiar, de nuestra industria y servicios, y el empleo de millones de ciudadanos del
Mercosur. ¿Todo eso para no ganar nada?. Tan sólo un acuerdo de “libre comercio”
más que aumentará las ganancias de las transnacionales europeas y de pocos
sectores del agronegócio.

La firma del acuerdo representaría una imposición no sólo a la próxima Comisión
Europea, sino también a uno de los estados miembros del Mercosur que elegirá
nuevo presidente el mismo día que debería ser firmado el acuerdo (31 de octubre,
elecciones presidenciales en Uruguay). Un acuerdo a los apurones como el que está
siendo negociado sin dudas burlaría la voluntad de los pueblos de ambas orillas del
Atlántico.

6. Conclusiones

No entendemos y no aceptamos las razones por las cuales los gobiernos y los
intereses de los capitales que estos defienden tengan tanto apuro para celebrar
acuerdos de ”libre comercio”. La propia Unión Europea nos dio un ejemplo de
paciencia y mesura, ocuparon los últimos cincuenta años para construir un acuerdo
entre los países europeos, y ahora quieren imponernos un acuerdo tan amplio en
tan poco tiempo.

Ante esta amenaza de firma de un acuerdo tan nocivo para la gran mayoría de la
sociedad, es crucial que los movimientos sociales que nos movilizamos contra el
ALCA resistamos y presionemos a nuestros gobiernos para que
 no firmen el tratado con la Unión Europea
 detener inmediatamente las negociaciones
 realizar consultas populares y sectoriales previas a reiniciar negociaciones
 involucrar a los parlamentos nacionales plenamente en todas las etapas de
las nuevas negociaciones, previo a la firma de cualquier acuerdo
 evaluar los impactos socioambientales y económicos de la liberalización de
las últimas décadas en el región

Brasil
 Campanha Brasilera de Luta contra a ALCA
 Coordinación de Movimientos Sociales
 Associação Brasileira de ONGs
 CUT - Central Única dos Trabalhadores
 REBRIP - Rede Brasileira Pela Integração dos Povos
 Via Campesina Brasil (Movimento dos trabalhadores rurais sem terra- MST,
Movimento dos pequenos agricultores- MPA, Movimento das mulheres camponesas-
MMC, Movimento dos atingidos por barragens - MAB, Comissão pastoral da Terra-
CPT)
 FETRAFSUL
 CONTAG
 Jubileu Brasil,
 PACS,
 FBOM,

Argentina
 Autoconvocatoria No ALCA
 Barrios de Pié

Uruguay
 Campaña nacional por la soberanía y contra el ALCA

Paraguay
 Consulta Popular Paraguay
 MCNOC

Chile
 Alianza Chilena por un Comercio Justo y Responsable ACJR

Peru
 Alianza Social Continental - Capítulo Peruano

Colombia
 Recalca

Venezuela
 Alianza Social Continental - Capítulo Venezuela
 Fuerza Bolivariana de Trabajadores
 Unión Nacional de Trabajadores

Ecuador
 Ecuarunari - CONAIE

Bolivia
 Movimiento Boliviano de Lucha Contra el ALCA

Trinidad and Tobago
 Federation of Independent Trade Unions and NGOs (FITUN) of Trinidad and Tobago

Canada
 Polaris Institute

Europe
 ATTAC Germany
 FDCL - Centro de Investigación y Documentación Chile-América Latina Germany
 World, Economy, Ecology & Development (WEED), Germany
 Corporate Europe Observatory (CEO), The Netherlands
 One World Action-Central America, United Kingdom
 SOMO (Foundation of Research on Multinational Companies), The Netherlands
 Transnational Institute, The Netherlands

Asia
 YungChan Choi / Christian Park Korea
 All Together / Globalize from Below Korea
 Focus on the Global South Thailand
 South East Asian Council for Food Security and Fair Trade ( SEACON ) Malaysia

Redes Continental
 Alianza Social Continental
 Marcha Mundial das Mulheres
 ALOP
 Consumers Internacional,
 Oxfam Internacional


 Fuente: