Las insalvables contradicciones de intereses que se evidenciaron en la X Ronda de negociaciones del TLC Andino obligaron a los gobiernos de Colombia, Ecuador y Perú a extender las negociaciones más allá de julio, como inicialmente se había previsto, pues no se registró casi ningún avance de importancia en las mesas de agricultura, acceso a mercados y propiedad intelectual, considerados los temas claves. Aunque inicialmente se estimó la posibilidad de concluir los debates de al menos siete capítulos, al cierre de las negociaciones este viernes 10 de junio en Guayaquil, solo una mesa, la que trata obstáculos técnicos al comercio, pudo culminar su trabajo.
La negociación del TLC Andino es lenta y engorrosa. En principio, la firma del acuerdo estaba prevista para enero de este año y en siete rondas, pero ahora es un hecho que se requerirán más de 12 reuniones y que será necesario extender las charlas como mínimo hasta septiembre, considerando que el proceso podría estancarse aún más debido a los procesos electorales que se avecinan en los tres países de la región. Por otro lado, el CAFTA aún no puede ser ratificado en el Congreso de Estados Unidos, un factor político que también influye directamente en la postergación del TLC Andino.
En estas circunstancias, algunos analistas y negociadores de la región consideran la posibilidad de postergar el TLC y en tanto éste se resuelva, ampliar la vigencia de la Ley de preferencias arancelarias en beneficio de los exportadores. Según el ministro de Comercio Exterior de Ecuador, Oswaldo Molestina, si no se aprobara el TLC en el Congreso norteamericano el gobierno de George W. Bush estaría “moralmente obligado” a considerar la renovación del ATPDEA.
Pese al evidente retraso, Regina Vargo, jefa del equipo negociador de Estados Unidos, mantiene su optimismo, en gran medida porque se retiraron los corchetes a varios textos que se mantenían en revisión, y fundamentalmente porque está segura de que finalmente los gobiernos andinos claudiquen cuando deban negociar los temas más candentes de manera bilateral y en la cancha del más poderoso, es decir en Estados Unidos. “Aunque en algunas áreas estamos avanzados, no todas las mesas son iguales y algunos temas son más difíciles de concretar. Pienso que tenemos una buena visión hacia el futuro y que Estados Unidos seguirá trabajado en acceso a mercados para la agricultura. Tal vez no sea suficiente el tiempo y debamos continuar con la negociación bilateral”, explicó la representante norteamericana.
El estado de la negociación
El jefe del equipo negociador de Perú, Pablo de la Flor, opina que es fácil caer en el derrotismo si uno se conforma con la revisión superficial del proceso que hace la prensa. “Esta es una negociación compleja que entraña niveles altísimos de dificultad, pues tres países deben coordinar posiciones y acercarse a una economía con características particulares como la norteamericana. No en todo se avanza con rapidez, existen velocidades diferenciadas, es una especie de campeonato con varias fechas. Y a pesar de que la negociación se prolonga por más 10 rondas y es poco lo que se avanza, no hay que perder la calma o ponerse nervioso porque esto puede durar más de lo previsto”, sugiere el técnico peruano.
De La Flor considera que el desaliento es injustificado ya que se han dado avances importantes que tal vez los equipos oficiales no han sabido transmitir debidamente. En el afán de demostrar esta apreciación, el negociador peruano clasifica en cinco categorías los temas en discusión según su grado de avance.
En un primer grupo se encuentran las mesas ya cerradas que dejaron de sesionar luego de llegar a acuerdos concretos. En este grupo estarían las mesas referidas a comercio electrónico y fortalecimiento de capacidades institucionales. En un segundo grupo, que incluye temas prácticamente terminados y que sólo necesitarían la discusión de una cláusula o un elemento puntual, se menciona a la mesa de políticas de competencia, la negociación de medidas aduaneras y la mesa de salvaguardias. La mesa sobre obstáculos técnicos al comercio continuará el debate de un tema pendiente a través de correo electrónico: el compromiso de Estados Unidos de reconocer las normas técnicas en todos los estados de la unión. La mesa aduanera no mantuvo reuniones presenciales porque en Lima se cerró la negociación. Por ejemplo, en esta mesa ya existen acuerdos específicos respecto a proyectos de cooperación en información, riesgos y el compromiso de despachar mercaderías en un plazo no mayor a las 48 horas.
En una tercera categoría estarían las mesas que están cerca de la conclusión: servicios transfronterizos; servicios financieros (que presenta temas menudos por resolver); telecomunicaciones (que no se reunió en la X ronda y que tiene tres temas por dilucidar), y compras públicas, en donde quedaron pendientes de resolver sólo dos asuntos.
En la cuarta categoría se encuentran las mesas con avances poco significativos, es decir inversiones; reglas de origen (que necesitará más tiempo de discusión en la ronda prevista para julio en Estados Unidos, aunque los más optimistas piensan que se han resuelto los problemas en el 80% de los casos), las mesas laboral y medioambiental (que están a la espera del curso que tome el CAFTA); y ciertos temas del capítulo propiedad intelectual, entre ellos las reglas de observancia, los derechos de autor y marcas, la resolución de controversias, el capítulo textil y las listas de productos remanufacturados. Los gobiernos andinos elaboraron una lista de productos usados que podrían entrar al mercado regional y mantuvieron su posición de no aceptar la propuesta de Estados Unidos, que consiste en el acceso total para todos los productos. La mesa de Medio Ambiente, que se reunió desde el miércoles, concluyó con la firma de un acuerdo de cooperación ambiental.
La mesa de propiedad intelectual se mantuvo trabada por las patentes, aunque se lograron ligeros acuerdos en temas como los derechos exclusivos de autores, de intérpretes y productores. Los andinos incluyeron una nota al pie de página para establecer derechos en el ambiente análogo, no en el digital. Se considera que la propuesta de Estados Unidos respecto a la transferencia de tecnología recoge los intereses andinos, lo que significa un logro importante que se debe resaltar.
En la quinta categoría estarían los temas de discusión empantanados, es decir la agricultura, las patentes y los asuntos sanitarios y fitosanitarios en materia agropecuaria. Se observó poca interacción en la discusión sobre el tratamiento de temas sensibles y críticos como la posibilidad de obtener un acceso real a lácteos, frutas y hortalizas, pero Estados Unidos prometió dar una respuesta oficial el 24 de junio.
Se reconocen los derechos del Estado
El ministro Oswaldo Molestina informó que Estados Unidos aceptó la propuesta ecuatoriana de prohibir operaciones de empresas financieras que no son Sociedades Anónimas y reconoció el derecho del Estado de mantener su monopolio en el sistema público de pensiones.
El trabajo en la mesa de Inversiones consistió en reuniones bilaterales para tratar el acuerdo de protección recíproca de inversiones. En la X Ronda se definió el alcance del concepto “propósito público” en situaciones de expropiación y se garantizó el monopolio estatal para el manejo rentístico y la capacidad de expropiar por interés público. Quedó pendiente hasta la próxima ronda la discusión sobre deuda pública, la normativa de expropiación e indemnización.
Desánimo general
En el "cuarto de al lado" ecuatoriano se percibe cierto sentimiento de derrota, pues los productos estrella del país, la flores y el atún principalmente, siguen como “rehenes” de Estados Unidos. Algunos empresarios han expresado su insatisfacción con los resultados y opinan que el proceso necesitará mayor discusión para concluir. Se había previsto efectuar una última reunión general en Miami, a finales de julio, pero Molestina anticipó la posibilidad de una nueva ronda en septiembre. Además, en las próximas semanas se celebrarán en Washington reuniones de cada uno de los países andinos con Estados Unidos para tratar la cuestión agrícola de forma bilateral.
Molestina opina que a diferencia de otras rondas, en Guayaquil se plantearon posiciones tendientes a disminuir la rigidez. “Sin embargo, debo anticipar que no me siento satisfecho con los avances logrados. Por ejemplo, el tema del atún enlatado no sale de la mesa de origen y eso frena la negociación en la mesa de acceso a mercados para bienes industriales”. Ecuador consiguió incluir el atún en “pouch” (enfundado al vacío), cerámica y tableros de madera en la canasta de desgravación inmediata, productos que ya gozan de exoneración por estar dentro de las preferencias arancelarias andinas. El atún “pouch” tendría menos exigencias de origen, pero el atún en lata sigue restringido en el mercado norteamericano.
Estados Unidos no flexibilizó su postura respecto al atún y los bienes remanufacturados, mientras que en el tema textil se produjo la primera fragmentación de la posición andina. Estados Unidos no trajo nuevas propuestas y solicitó más tiempo para contestar las demandas de los países sudamericanos.
Aumenta la crítica social
El argumento central de los tres gobiernos andinos que negocian el TLC es que ya no hay duda de la necesidad de insertar a los países en la economía globalizada como única opción para alcanzar el desarrollo económico. El desarrollo de las economías pequeñas pasa por la inserción en el mercado internacional y por la consolidación del mercado más importante de América; “en el fondo, la negociación del TLC plantea una vía para imaginar el desarrollo sostenible y combatir frontalmente la pobreza”, opina De la Flor.
Sin embargo, la estrategia de crecimiento fundamentada sólo en las exportaciones deja de tener sentido para bastos sectores de la población de Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia que experimentaron en carne propia el liberalismo comercial en las últimas dos décadas. Los sectores críticos, especialmente el movimiento andino contra el TLC y el ALCA, consideran que la apertura externa no sólo que no aumentó la capacidad productiva de los cuatro países sino que amplió las brechas sociales y permitió el desarrollo de unos pocos enclaves modernos sin capacidad de estimular el resto del aparato productivo, constituido en gran parte por sectores premodernos.
Dados los riesgos que implica el TLC para la soberanía de los pueblos, los analistas en los diarios ecuatorianos se comienzan a preguntar ¿Dónde quedó la promesa del Presidente Alfredo Palacio de llevar a consulta popular el espinoso tema del TLC? El gobierno no escatima esfuerzos para atiborrar de propaganda subliminal y vender la idea fatal de que el TLC es una realidad a la que no podemos abstraernos, so pena de que los vecinos aprovechen las oportunidades que brindará el acuerdo; las autoridades intentan convencer al ciudadano de la calle de que no hay salida si no se firma el tratado, pero no se trata de calcular cuánto se beneficiará el país con el TLC sino saber cuántos vivarachos engrosaran sus fortunas a niveles estratosféricos con la aplicación de un acuerdo calificado como el más inmoral e inequitativo que jamás se haya pensado. Los críticos ya no creen en las falaces cifras de la macroeconomía porque éstas disfrazan la realidad con resultados globales que no registran el grado de concentración de la riqueza y la globalización de la pobreza.
Las autoridades están conscientes del notorio crecimiento de la corriente crítica y por eso prometen actuar con prudencia. Por ejemplo, el ministro Molestina asegura que antes de aceptar la desgravación total propuesta por Estados Unidos, los andinos revisarán a la mitad del periodo si la potencia coopera en temas sensibles como el agrícola por medio de un mecanismo admitido en la OMC, la condicionalidad. Sólo si Estados Unidos cumple se podrá avanzar en la desgravación total, adelanta Molestina.
El jefe negociador de Colombia, José Gómez, asegura que aunque Colombia va adelantado en las negociaciones, eso no significa que firmará el acuerdo al margen de Perú y Ecuador, pues todavía queda pendiente de resolver el espinoso tema de la agricultura
A Molestina se le observa que la negociación del TLC no es un asunto estrictamente comercial sino sobre todo un problema de tipo político que debe ser resuelto en un contexto caracterizado por la inestabilidad política en la región. La autoridad ecuatoriana prefiere no ingresar en la discusión política, pero sí recalca que la decisión de su gobierno es respaldar la negociación hasta su conclusión. “Se nota cierto agotamiento, pero no debemos terminar una negociación tan delicada simplemente por agotamiento sino buscar un buen tratado para todas las partes”, declara Gómez.