Colombia: Resistencia e iniciativas de paz de los pueblos indígenas

Luis Evelis Andrade Casama

ALAI-AMLATINA 13/05/2005, Bogotá

Intervención de la
Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC en el: Foro
Social y Político ante la emergencia humanitaria en el Cauca

En el análisis por conveniencia que el Presidente Uribe hace de
nuestro país, para ofertarlo en los mercados de la globalización de
cara a minimizar los riesgos para la inversión extranjera y
consolidar los escenarios para la institucionalización del TLC,
Colombia es el país de las seguridades jurídicas, sociales,
democráticas y militares; además, el paraíso de la gobernabilidad
en el entendido de la banca multilateral.

Para el presidente Uribe en Colombia no pasa nada en el orden
social y son los enemigos de su reelección, la patria y el
desarrollo económico de la nación los que se han inventado una
guerra. Para el Presidente Uribe, las masacres, los asesinatos,
los desplazamientos y las violaciones de los DDHH y al DIH, son
hechos meramente fortuitos, casos aislados que bajo ningún
pretexto tienen un significado político, reflejan una lucha por el
poder o son una muestra del conflicto social que vive Colombia.
Para el presidente Uribe, sus enemigos, los que se inventan la
guerra, sólo buscan deslegitimar ante la comunidad internacional
su exitosa y patriótica gestión de paz y justicia, para someter las
fuerzas paramilitares, las mismas que según él, han cesado sus
acciones militares para someterse a la justicia colombiana en un
proceso ejemplarizante que sólo busca la verdad y la reparación a
las víctimas, también casuales, de unos incidentes sin relevancia,
posiblemente relacionados con la producción y comercialización
de estupefacientes.

De acuerdo con el Presidente Uribe, los enemigos de su gobierno
y reelección inmediata, inventan muertes que no existen, como los
veinte asesinatos de indígenas en lo que va corrido de este año,
diez de ellos a los comuneros y líderes de los pueblos Nasa,
Koreguaje, Yanacona y Pasto. Así mismo las mentes de los
detractores del Presidente Uribe, se imaginaron para
desprestigiarlo que entre los meses de enero y abril de 2005 fueron
obligados a desplazarse de sus territorios como consecuencia de
la guerra 5.052 indígenas de los pueblos Inga, Yanacona, Nasa,
Pasto, Wiwa, Koreguaje, Uitoto y Embera de Bojayá y Jajarandó.
Los enemigos del presidente Uribe, tienen mucha imaginación,
soñaron que en el 2003, se presentaron 123 crímenes contra
indígenas, la mayoría sin resolver o judicializar a los responsables
que en el 2004, 156 indígenas fueron masacrados violentamente y
que durante los últimos veintinueve meses han sido asesinados
299 indígenas, sin referenciar a los desaparecidos o mencionar
hechos de amenaza, tortura, lesiones personales y violaciones de
mujeres. Lastimosamente le tenemos que decir al Presidente que
estos datos son ciertos y que la guerra no es un invento de
enemigos, porque los indígenas la vivimos en carne propia.

En tanto los indígenas reclaman justicia del Estado, para capturar
y juzgar a los responsables de estas muertes, la impunidad
reinante en Colombia, permite que los asesinos prosigan
sembrando el terror y realizando nuevos actos de barbarie.

Para desgracia de los colombianos y nuestras esperanzas de paz,
tenemos un presidente que a pesar de sus consejos comunitarios,
su política de seguridad democrática y sus campañas militares del
Plan Patriota; no vive ni acepta el país que dice representar y
evade realizar el mandato de la Constitución que juró defender.

En la actualidad el 30% de los pueblos indígenas del país
enfrentan problemas relacionados con la guerra entre paramilitares,
guerrilla y las fuerzas militares. Sin embargo en los últimos
meses el conflicto se ha incrementado con mayor fuerza entre los
Wayuu, Wiwa, Kankuamo, Coreguaje, Embera, Nasa, Yanacona,
Inga, Pasto y Awa.

Los pueblos del sur occidente colombiano, le han hecho frente a la
guerra con iniciativas propias de resistencia y paz, autonomía y
ejercicio de gobierno y derecho propio. Los actores armados que
sin excepción se niegan a aceptar la autonomía indígena y
reconocer a sus autoridades, acatando su gobierno y el derecho
propio que las asiste; se ensañan con los pueblos indígenas
convirtiendo sus territorios en escenarios para demostrar e
intimidar con su poderío militar y capacidad de control estratégico
de recursos.

En este panorama de guerra los pueblos indígenas, sus
autoridades y organizaciones en tanto propongan y prosiguen con
sus campañas de resistencia frente al conflicto armado y sus
actores, realizan su autonomía y establecen procesos propios de
paz, unos más visibles que otros, se constituyen en estorbos y
enemigos de las partes en disputa; donde el estado los
estigmatiza, para marginarlos de su atención por el hecho de
disentir frente al actual gobierno en asuntos como el Censo
Nacional, el ALCA, el TLC, la erradicación de cultivos ilícitos, la
política de hidrocarburos, la implementación de mega proyectos, el
ordenamiento territorial o el manejo de los recursos naturales y del
medio ambiente entre otros temas.

Los desarrollos políticos de los pueblos indígenas y el movimiento
indígena nacional, así como su capacidad de movilización y de
relacionamiento internacional, se han convertido en una piedra en
el zapato para el gobierno intolerante del Presidente Uribe que en
su paranoia, ve enemigos entre quienes no se entregan a sus
intereses, políticas y presupuestos; esto cuando no niega de plano
la capacidad de los pueblos indígenas a producir sus propias
iniciativas frente a los temas que los afectan y comprometen el
futuro de la nación.

La ONIC, hace un llamado a la unidad de los pueblos indígenas de
Colombia, para enfrentar las amenazas que frente a su autonomía
e iniciativas de resistencia y paz, le opone el gobierno del
Presidente Uribe y los actores armados en conflicto.

Así mismo convoca a los sectores democráticos del país y a la
comunidad internacional, para que acompañen con su veeduría y
solidaridad, los procesos de resistencia e iniciativas de paz que
vienen estableciendo los pueblos indígenas con autonomía y
dignidad para hacerle frente a la guerra en Colombia.

La ONIC solicita a las Naciones Unidas que cree una Relatoría
Especial para los Pueblos Indígenas de Colombia, que tenga como
objetivo hacerle seguimiento y evaluación a la violación de sus
DDHH, DIH y derechos colectivos.

La ONIC propone hacer una reflexión interna de las incidencias del
conflicto armado en el ejercicio del gobierno propio y las iniciativas
de paz de los pueblos indígenas de Colombia.

Finalmente la ONIC, exige respeto por la autonomía, las
autoridades, los territorios, el gobierno propio y las iniciativas de
paz de los pueblos indígenas de Colombia.

Luis Evelis Andrade Casama es Presidente ONIC


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