¿Quién ocupará el vacío que deja Trump en América latina?

¿Quién ocupará el vacío que deja Trump en América latina?

Por Infolatam, 4-1-17

Todo apunta a que la política exterior, de migración, comercial y económica de Donald Trump van a provocar un alejamiento entre EEUU y América latina. Todo el terreno ganado por Barack Obama, sobre todo por el giro en el tema de Cuba, corre el riesgo de revertirse y la pregunta que queda sobre la mesa es qué país o países pueden llenar ese hueco que va a dejar el futuro gobierno de Washington.

El proteccionismo del que va a hacer gala la administración Trump, unido a las políticas antiinmigratorias y el rechazo al TLCAN, va a levantar un muro, no solo real sino también político, entre EEUU y México.

Prueba de ello es que el peso mexicano reaccionó negativamente a la noticia de la cancelación por parte de Ford Motor Company de invertir 1.600 millones de dólares en una planta en el estado de San Luis Potosí. El tipo de cambio peso-dólar alcanzó un nuevo nivel histórico de cierre al ubicarse en 21,0500 pesos por dólar, equivalente a una depreciación de 31.10 centavos. Lo ocurrido con Ford se une a lo acontecido en noviembre con la empresa Carrier que anunció que “salvaría” 800 puestos de trabajo de su planta en Indianapolis, que iban a ser trasladados a México. Por otro lado, Sprint, la compañía de telecomunicaciones, anunció que regresaría a EEUU unos 5.000 puestos de trabajo.

Algo parecido puede decirse de lo que ocurra con respecto a los países de Centroamérica que van a verse golpeados igualmente por el proteccionismo y la posible expulsión de inmigrantes. El analista Arturo Matute, de la organización International Crisis Group, asegura que “en el caso de que se restringiera y se fortaleciera el proceso de deportación de las personas (centroamericanas) que ya están allá, realmente afectaría muy gravemente a esta región y sería un peligro inminente”. Los riesgos son múltiples: económicos por la disminución de las remesas y sociales por un posible aumento de la conflictividad y la tensión social.

El deshielo con Cuba, como mínimo, se va a ver interrumpido como el propio Trump ha querido dejar claro: “Si Cuba no se muestra dispuesta a ofrecer un mejor acuerdo para los cubanos, para los cubanoamericanos y para el pueblo estadounidense en general, liquidaré el acuerdo”.

Los países de Sudamérica están, por su lado, tratando de adaptarse a los cambios que encarna la llegada desde el próximo 10 de enero de Donald Trump a la Casa Blanca. Uno de ellos la retirada del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP, por sus siglas en inglés) en el que se encontraban México, Chile y Perú. “(El TPP) es un desastre potencial para nuestro país”, ha dicho el presidente electo.

China toma la delantera

Este vacío que va a dejar Trump en la región puede ser ocupado por otras potencias. La que más se está moviendo es China lo cual contrasta con la parálisis de la UE enfangada en las consecuencias del Brexit y a la espera de ver qué ocurre en las elecciones presidenciales en Francia.

El presidente chino Xi Jinping, que asegura que “ya es hora de asociaciones sólidas, soluciones con las que todos salgan ganando e iniciativas estratégicas”, ha demostrado que posee una agenda muy clara y repleta de iniciativas concretas.

En primer lugar, el gobierno chino cuenta con un plan estratégico hacia América latina. En ese documento de 11 páginas, China anuncia su intención de concentrarse en América Latina a través de 39 planes de cooperación en ocho sectores clave que van desde el área política y economía al comercio y la sociedad, pasando por los terrenos de la cultura, cooperación internacional, paz y seguridad.

El gobierno de Pekín no se queda solo en planeamiento teórico sino que además está dispuesto a impulsar tratados alternativos, como el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP) y el Área de Libre Comercio de Asia y el Pacífico” (FTAAP).

La Asociación Económica Regional Integral (RCEP) es una zona de libre comercio de los diez países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con Australia, Corea del Sur, India, Japón y Nueva Zelanda, además de China. El FTAAP que integraría a las 21 economías del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC), con EEUU y China incluidos en una zona de libre comercio.

Además, frente al proteccionismo estadounidense que amenaza con cortar la inversiones hacia Latinoamérica, China ha entrado al mercado petrolero y ha redoblado su apuesta por las infraestructuras, uno de los talones de Aquiles de la región.

En el ámbito petrolero la empresa estatal China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) ha adquirido licencias de explotación en el norte del Golfo de México, a pocos kilómetros de la frontera marítima entre México y Estados Unidos. El secretario mexicano de Energía, Pedro Joaquin Coldwell, ha explicado que “si estos contratos consiguen que las relaciones con China se restablezcan, será uno de los grandes aportes de la reforma energética”.

En el terreno de las infraestructuras las relaciones entre China y América Latina no han dejado de crecer en los últimos años. En el ámbito comercial, el flujo de exportaciones e importaciones entre el gigante asiático y los países latinoamericanos se multiplicó por veintidós entre 2000 y 2015, hasta alcanzar un volumen de 250.000 millones de dólares. El presidente chino, Xi Jinping, se ha comprometido a duplicar esa cifra en un plazo de diez años y, también, a incrementar las inversiones chinas en la región hasta alcanzar la suma de 250.000 millones de dólares.

“A juzgar por lo que escucho de presidentes y diplomáticos latinoamericanos, Xi ve una oportunidad para incrementar la presencia de China en América latina a pesar de la reciente disminución del comercio y de inversiones bilaterales entre China y América latina…Según me dicen varios diplomáticos, las continuas críticas de Trump a México, su nombramiento del crítico del Tlcan Wilbur Ross como secretario de Comercio y el anuncio del presidente electo de que anulará el Acuerdo de Asociación Transpacífico con países asiáticos y latinoamericanos serán una oportunidad de oro para China en la región.”, señala el analista Andrés Oppenheimer.

China es, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el segundo socio comercial de América Latina, con una participación del 13,7 % del comercio exterior de la región en 2015. El objetivo chino en los próximos 15 años es, de acuerdo con la revista oficial China Policy Review, sustituir a Estados Unidos como primer socio comercial de la región. Oppenheimer añade que “China está emergiendo como el nuevo campeón del mundo del libre comercio. China ya tiene acuerdos de libre comercio con Chile, Perú y Costa Rica, y puede firmar nuevos acuerdos con países latinoamericanos o expandir sus negociaciones de la zona de libre comercio asiático a países latinoamericanos en un futuro cercano”.

Una oportunidad para UE y España

La pérdida de protagonismo y liderazgo de los EEUU de Donald Trump representan una oportunidad para la UE para avanzar en su presencia en la región. Una excelente oportunidad para que México diversifique sus exportaciones, para tener un papel relevante en la nueva economía cubana o para ayudar a la gobernabilidad de una región que vive una situación tan delicada como Centroamérica.

Además, la UE se encuentra en una situación inmejorable para impulsar el TLC con Mercosur donde Venezuela ha quedado aislada y predominan gobiernos proclives a firmar un tratado que acumula más de tres lustros de retraso como son los ejecutivos de Mauricio Macri en Argentina y Michel Temer en Brasil.

El eurodiputado socialista español Ramón Jáuregui se ha convertido en uno de los abanderados de la idea de que la llegada del nuevo Gobierno de Donald Trump en EEUU es una “excelente oportunidad” para que la Unión Europea (UE) desarrolle más sus relaciones con América Latina. En una carta enviada a la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini, el copresidente de la delegación europea en la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat), hizo hincapié en que la UE debe aprovechar la “posible política nacionalista y proteccionista” del republicano para desarrollar una “política firme” en la región.

“La UE estaría en la posición adecuada para aprovecharse y ocupar el vacío reforzando los pilares político, comercial, de desarrollo y social de la Asociación Estratégica Unión Europea-América Latina y Caribe”, señaló Jáuregui.

La UE, que cuenta con una estrategia global para la región desde los años ´90, necesita hacer realidad en acciones concretas su apuesta por América latina. A finales de 2016 se han dado algunos pasos que representan un buen inicio. Uno de ellos fue la firma del Acuerdo de Cooperación y Diálogo Político entre la Unión Europea y Cuba que marca la vuelta a la normalidad en unas relaciones que desde 1996 estuvieron marcadas por la “posición común”.

Además el primero de enero de 2017 entró en vigor el acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Ecuador. Se trata de un acuerdo multipartito, que el bloque comunitario ya mantiene con Colombia y Perú.

Además, la Unión Europea apoya la paz en Colombia con un fondo fiduciario de 95 millones de euros que se suma a otros 95 de la cooperación bilateral y a 400 millones del Banco Europeo de Inversiones.

Aún existen varios aspectos a mejorar en la relación entre la UE y América latina como modernizar el acuerdo global entre México, reformar el acuerdo de asociación con Chile, aplicar de forma integral el acuerdos con los seis países de América Central (Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua) o avanzar en la aplicación del acuerdo de cooperación con Cuba.

A la UE la faltaría aún un plus en cuanto a liderazgo, decisión y fortaleza a la hora de impulsar su presencia en América latina. Tanto Obama como Xi jinping asumieron las relaciones con la región como un política de estado impulsada desde la propia presidencia. Obama dirigió personalmente el deshielo con Cuba, que tenía una proyección latinoamericana indudable, y el mandatario chino ha viajado en tres ocasiones a Latinoamérica y ha visitado 10 países.

En la relación con América latina, la UE adolece, por lo tanto, de un claro déficit de liderazgo. Una falta de liderazgo y presencia política que podría ser llenada por un país miembro de la UE como es España.

España tiene vínculos históricos, culturales, políticos y grandes inversiones por lo que como señala José Antonio Llorente en un artículo en el diario El Mundo “asumir protagonismo en América Latina también es un ejercicio de oportunidad económica y política… España puede y debe reactivar la integración cultural, política y económica de toda la región, porque en estos tres ámbitos también nos jugamos nuestro futuro. España nunca podrá ganar relevancia internacional de espaldas a América”.

Además, tras la crisis el gobierno de Mariano Rajoy ha asumido como una apuesta para la actual coyuntura recuperar el protagonismo y el prestigio perdido durante la crisis económica (2008-2013) y por la crisis política (2015-2016) que tuvo al país un año con un gobierno en funciones. Tanto el nuevo ministro de Asuntos exteriores, Alfonso Dastis como el secretario de Estado para América latina, Fernando García Casas, son unos convencidos de la necesidad de que España tenga mayor protagonismo en la UE (Dastis) y por ende en América latina (García Casas).

El fundador de la consultora “Llorente y Cuenca” finalmente reclama que exista un plan estratégico sustentado en diez pilares: ” 1) Alentar el impulso de la Alianza del Pacífico. 2) Activar negociaciones entre Mercosur y la UE. 3) Poner en marcha una estrategia diplomática bilateral que sintonice con las distintas agendas nacionales. 4) Mantener nuestro papel medular para la conexión europeo-americana. 5) Apoyar la reconstrucción democrática de Venezuela. 6) Aprovechar las oportunidades del «deshielo cubano». 7) Atender el eje del cambio compuesto por México, Brasil, Colombia, Perú y Chile. 8) Perseverar en el apoyo a la Cumbre Iberoamericana. 9) Convencer a EEUU de la ventaja de una agenda regional. 10) Mantener activa y aumentar en lo posible, la cooperación al desarrollo”.

source : Infolatam

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