“Las muertes por agrotóxicos son negocio para las multinacionales”

“Las muertes por agrotóxicos son negocio para las multinacionales”

Por Sara Vila - Diario de Pontevedra | 18-4-17

Los problemas de salud derivados de la mala alimentación, los intereses de las grandes empresas en introducir productos tóxicos y baratos en los alimentos o el impacto de los cultivos intensivos en otros lugares del mundo centraron la conferencia de Tom Kucharz en la Semana da Filosofía.

Tom Kucharz alerta sobre los peligros del actual modelo de producción agroalimentaria y reivindica la figura de los campesinos.

¿Cómo perjudica a nuestra salud el actual modelo de la industria agroalimentaria?

En realidad se puede decir que nuestra salud está en un enorme riesgo por el modelo de alimentación que se impone desde hace varias décadas. Las comidas procesadas son una de las primeras causas de enfermedades que tristemente afectan a buena parte de nuestra sociedad. Hay indicios, pero no son suficientes para señalar con rotundidad los problemas que generan la mala alimentación y la mala agricultura. Un estudio de Veterinarios sin Fronteras afirma que en el Estado español hay miles de muertes que están estrechamente relacionadas con la ingesta de alimentos transformados por la industria. Y las personas con menos ingresos, que ya sufren otro tipo de afectaciones sociales, son las que más comen este tipo de alimentos menos sanos. Esto genera obesidad, diabetes o diferentes tipos de cáncer. Además, tenemos que ver el sistema de alimentación como algo muy globalizado.

“Las personas con menos ingresos, que ya sufren otro tipo de afectaciones sociales, son las que comen menos sano”

La soberanía alimentaria se presenta como solución a este problema pero, ¿es factible un modelo de alimentación sostenible en un mundo tan poblado?

Totalmente. Todavía hoy, el 70% de la alimentación en el mundo está producida por el sistema agroalimentario no globalizado, sustentado por campesinos. Pero justo nosotros vivimos en una zona tremendamente metropolizada. Con la desconexión del mundo rural se ha perdido la perspectiva para saber de dónde venimos. Se ha desvalorizado la figura de los campesinos porque se han tirado los precios, con una forma de hacer políticas agrarias injustas, en las que no se le paga el precio justo a los productores de los alimentos. Por esto llegamos a situaciones extremas como las exportaciones de carne en mal estado desde Brasil a Europa. La soberanía alimentaria no es solo una respuesta al sinsentido de la globalización del sistema agroalimentario, sino que también fue una forma de producir alimentos previa a la II Guerra Mundial. Pensamos que ir al supermercado es lo normal, cuando lo normal sería revitalizar los mercados directos y cerrar las grandes superficies. Además, habría que hacer una política agraria para regular que se le pague un precio justo a los agricultores. Con este modelo perverso, mientras aquí aumentan problemas como la obesidad, en otros lugares del mundo hay un problema crónico de hambre. Más de 1.100 millones de personas en el mundo sufren la falta de alimentos. Este problema llegó al Estado español con la crisis, ya que aquí también hay familias que no tienen recursos para alimentarse. La soberanía alimentaria consiste en que los ciudadanos recuperemos el derecho a decidir cómo queremos producir nuestros alimentos, en vez de que lo decidan los ejecutivos de grandes empresas que solo piensan en sus beneficios. Además, la soberanía alimentaria es una respuesta global a otros problemas como el cambio climático.

Ahí también entra el juego el consumo responsable.

Sí, pero lo importante para mí son las decisiones políticas. Cuando tratamos temas tan importantes como la crisis alimentaria o los problemas de salud, desde el mundo de la política o la economía se quiere responsabilizar a los consumidores y no es así. Esas decisiones se han tomado en las instituciones y en ciertos círculos de poder muy restringidos en los que confluyen intereses políticos, económicos y financieros. Muchas de las muertes que lamentamos por cánceres o mala alimentación vienen de decisiones premeditadas. Cuando se introdujeron los pesticidas se sabía que había un riesgo importante de que generasen afectaciones sobre la salud y, aún así, se aprobó. Con diferentes herbicidas y agrotóxicos en la agricultura ocurre lo mismo. Desde que se ha descubierto el problema de los disruptores endocrinos, que son los contaminantes hormonales que están en diferentes productos y afectan gravemente a nuestra salud, no se están tomando medidas al respecto porque los ‘lobbies’ de la industria química presionan para que así sea. Las muertes debidas a los agrotóxicos son un enorme negocio para grandes empresas como Monsanto, Bayer y otras firmas de transformación de los alimentos, como El Pozo. Estamos hablando de algo muy complejo como para culpar al consumidor.

Sobre todo si el consumidor cobra menos de 1.000 euros y un paquete de salchichas le cuesta más barato que un trozo de carne ecológica.

Depende, en ese paquete de salchichas no están integrados todos los impactos a nivel medioambiental. Cuando estas empresas producen barato hay unos impactos en el medio ambiente que las empresas no están pagando. Cuando los suelos se quedan infértiles o se contamina el agua de los acuíferos por el uso de pesticidas se está generando un gasto por el que no se paga. Luego son las administraciones públicas las que asumen los costes de la regeneración. Lo mismo ocurre cuando envenenan a las personas con mala alimentación, ¿quién paga la quimioterapia? En la mayor parte de los casos, la sanidad pública. Las personas con ingresos sanos tienen derecho a comer productos sanos, que no les enfermen. No tienen que vivir del Banco de Alimentos, de productos que donan las grandes cadenas antes de tirarlos a la basura para lavar su imagen. Una alimentación sana, local y de temporada no tiene que ser más cara que la alimentación de los supermercados. Lo que pasa es que en la agricultura ecológica tienes que pagar un montón de supervisiones. Hay mayores costes de logística porque no hay facilidades de transporte, hay una red menor de lugares en los que se vende… Lo que tiene que cambiar es la política, que apoye la agricultura ecológica y el reasentamiento de jóvenes en el mundo rural.

El caso del aceite de palma está muy de actualidad, ¿cree que se debería prohibir su uso?

Creo que se debería prohibir la importación de todas las materias primas agrícolas que generan violaciones a los derechos humanos o impactos sobre el medio ambiente y la salud, como es el caso del aceite de palma. Muchas veces se ha enfocado este asunto como una grasa saturada con bastantes aspectos negativos desde el punto de vista de la salud y no se ha hablado suficiente de las condiciones en las que se produce el aceite de palma en Indonesia, Malasia, Colombia, Honduras o Brasil. Allí se generan desplazamientos forzados de la población local campesina, deforestación y agravamiento del cambio climático. Este aceite le sale muy barato a las grandes compañías, tanto para los productos cosméticos como para la alimentación. Al mismo tiempo, se han dejado de usar aceites locales, abandonando el mundo rural y el apoyo a los agricultores españoles que podrían producir aceite de girasol, de oliva o de almendra. Podríamos ser autosuficientes en ese término, generando empleo y valor agregado a los pueblos.

“La globalización del sistema alimentario ha provocado asesinatos, desplazamientos forzosos o robos de tierras”

Además de los daños para nuestra salud, ¿cuáles son los daños colaterales de este sistema agroalimentario en otros lugares del mundo?

Uno de los impactos directos que ha tenido la globalización del sistema agroalimentario ha sido sobre el medio ambiente y sobre las personas en otras partes del mundo que desconocemos. Desde Ecologistas en Acción hemos denunciado asesinatos, desplazamientos forzados, acaparamiento o robo de tierras por el avance de las grandes compañías para el cultivo masivo… Estamos hablando de represión contra comunidades locales, como ha ocurrido en Colombia o en Honduras. En España se ha conocido el asesinato de Berta Cáceres por defender las tierras de los campesinos frente a hidroeléctricas y agronegocios. Los productos químicos que se aplican en los cultivos afectan a los trabajadores que están en los campos, pero también a los vecinos de las localidades cercanas, por ejemplo con malformaciones en los fetos o abortos.

Es muy crítico con los tratados comerciales como el TTIP. ¿En qué repercuten sobre nuestra salud?

Actualmente lo más preocupante es la aprobación del CETA (Tratado entre la Unión Europea y Canadá), que ahora está en trámite parlamentario en el Estado español. Este acuerdo no solo da entrada a las empresas de Canadá en la Unión Europea, sino que también cambia lo que ellos llaman barreras no comerciales: nuestra legislación de protección a la salud, nuestra ley de seguridad alimentaria, nuestra obligación de etiquetado cuando hay transgénicos en los alimentos, la entrada de hormonas de rápido crecimiento que tienen efectos sobre nuestra salud y están prohibidos en Europa pero permitidos en Canadá o el uso masivo de antibióticos en el sector cárnico. En realidad, el objetivo no es tanto buscar un nicho de mercado en Europa por parte de las empresas canadienses, sino cambiar las regulaciones de protección ambiental y salud pública en la Unión Europea.

Donald Trump está en contra del TTIP. ¿Hay otra alternativa a la globalización que no sea la extrema derecha?

Donald Trump no está contra los tratados comerciales. Él quiere renegociar ciertos tratados pero no quiere eliminarlos. Hay que recordar que es un hombre que se ha enriquecido de forma fraudulenta y que ha tenido más de 3.000 denuncias contra su persona a lo largo de su vida. Se ha enriquecido en base al modelo capitalista, a sus negocios en los casinos y en el sector inmobiliario. Es un oportunista y ha aprovechado el sufrimiento de la clase trabajadora para hacer campaña y hacerse presidente. Es un tipo muy peligroso porque sabe utilizar los medios de comunicación, que lo presentan hoy en día como una persona antiglobalización cuando él lo que quiere es apoyar a las élites empresariales de Estados Unidos.

source : No al TTIP

Printed from: https://www.bilaterals.org/./?las-muertes-por-agrotoxicos-son