Panamá: ¿Quién conoce el TLC?

Panamá: ¿Quién conoce el TLC?

Editorial Buscando Camino / Camino alternativo

18-7-07

El Tratado de Libre Comercio (TLC), firmado entre los gobierno de Panamá y Estados Unidos, está siendo “debatido” en la Asamblea de Diputados. Al respecto habría que hacer algunas consideraciones importantes, que pasamos a reseñar:

El texto del tratado no puede ser modificado por la Asamblea. El “debate” tiene por único objetivo la aprobación o rechazo del mismo. Al estar todos los partidos y sus bancadas de acuerdo con su aprobación, se trata de un mero trámite burocrático.

El tratado tiene unas 1,200 páginas. Eso significa que los diputados tendrán que leerse unas 200 páginas diarias, para así poder decir que sabían lo que votaban. Como eso es materialmente imposible, hemos de concluir que los diputados votarán un tratado cuyo contenido desconocen.

El tratado fue negociado en inglés, por lo que cabe entonces preguntarse si existe traducción oficial del mismo. También sería conveniente conocer si las últimas modificaciones, dictadas por los norteamericanos a última hora, han sido traducidas oficialmente al español. Lo más probable es que no exista traducción fiel y oficial del tratado, por lo que hemos de concluir que la mayoría de los diputados votarán a favor de un texto que ni siquiera entienden.

El TLC afectará al conjunto de la vida nacional, en especial nuestra realidad económica y social. La industria, el sector agropecuario y el de servicios se verán trastocados. Nuestro sistema jurídico, incluido el constitucional, quedará sometido a la normativa establecida por el TLC. Lo mismo ocurrirá con nuestro sistema laboral, al desconocerse la exigencia actualmente vigente de nacionalidad para el ejercicio, por ejemplo, de la docencia, la contabilidad y la auditoria, etcétera, etcétera.

El tratado provocará profundas transformaciones en nuestras instituciones. Por ejemplo, nuestro sistema aduanero dejará de recaudar más de 200 millones de dólares, gracias a las exoneraciones que beneficiarán a las exportaciones norteamericanas hacia nuestro país. Incluso se afirma que existen, en este campo, normativas intervensionistas que le permitirán a las autoridades aduaneras norteamericanas fiscalizar in situ a las aduanas panameñas. De igual forma, nuestros tribunales quedarán sometidos, en lo que tiene que ver con las licitaciones públicas, al dictamen de tribunales de arbitraje extranjeros.

Podemos concluir que el Tratado de Libre Comercio que será aprobado por la Asamblea de Diputados tendrá para la vida nacional efectos muy superiores a los que tuvo el tratado del Canal de Panamá de 1903. Pese a ello, será aprobado por unos diputados que lo desconocen y son incapaces de entenderlo. Aún así, ya lo verán, será aprobado por unanimidad.

Neoliberalismo y democracia

Lo hemos dicho una y mil veces. Las políticas económicas neoliberales son incompatibles con un régimen verdaderamente democrático. ¿Le han explicado al pueblo panameño el significado y las consecuencias de la aprobación de dicho tratado? ¿Convocarán un período de explicación y debate sobre el contenido de un tratado que afectará el conjunto de la vida nacional, y que además no tiene fecha de término? ¿Convocará la Asamblea de Diputados un referéndum para que el pueblo apruebe o rechace dicho tratado, tal cual se hará en el próximo mes de septiembre en Costa Rica?

La “negociación”, “debate” y “aprobación” del TLC pone en evidencia la verdadera naturaleza del régimen político existente. Se trata de un régimen político de libertades recortadas y restringidas, en el que el pueblo, es decir todos nosotros, carecemos del elemental derecho de decidir sobre el destino de la nación. Se trata de un régimen político que ha castrado completamente al Estado Nacional y a los ciudadanos de sus atributos soberanos. Dicha castración política ha sido necesaria para lograr la imposición de medidas que ningún ciudadano en su sano juicio aprobaría.

No en balde William Eaton, embajador norteamericano en Panamá, le explica a Betty Brannan Jaén, corresponsal de La Prensa en Washington, que una de las razones por la cuales el Congreso de los Estados Unidos ratificará el TLC con Panamá es la siguiente: “Que Panamá ha apoyado todas la resoluciones estadounidenses ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas desde que se integró a ese organismo en enero.” ¿Conoce algún panameño o panameña de qué resoluciones se trata? ¿Ha sido informado el país sobre la naturaleza de lo que estamos apoyando en el Consejo de Seguridad? Remata el embajador Eaton diciendo que otra de las razones es que “el boom económico panameño ofrece grandes oportunidades de inversión.” Como puede constatarse, ambas son “razones” del interés de Norteamérica en la ratificación del tratado, pero ninguna de ellas expresa interés alguno de Panamá.

Queda claro, pues, que la situación por la que atraviesa el país es mucho más grave de lo que a simple vista pareciera. La próxima aprobación del TLC constituye una prueba irrefutable de que el régimen político existente ha perdido toda legitimidad como consecuencia de una grave y profunda crisis de representación ciudadana. Ante ello toca luchar no sólo por aglutinar y organizar a todos aquellos que rechazan la imposición del TLC, verdadera joya de la corona de las políticas neoliberales, sino también para convocar un movimiento nacional orientado a la refundación del Estado y la inauguración de un nuevo régimen político que posibilite y abra paso a la representación auténtica de la ciudadanía.

source : Panamá Profundo

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