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Tropieza el TLC con Corea

Por Andrés Espinosa Fenwarth

El TLC con Corea del Sur sufrió un nuevo revés en la VI ronda de negociaciones, realizada en Cartagena a finales de abril de 2012.

La intención gubernamental era finalizar la negociación comercial con el principal aliado estratégico de Colombia en Asia, meta que al parecer se frustró por razones estratégicas y técnicas.

Hace cuatro años -durante la administración Uribe- Colombia le manifestó a Corea su deseo de negociar un TLC, proceso que se inició en Seúl el 7 de diciembre de 2009. Desde entonces, se han intercalado seis rondas de negociación y cinco reuniones intermedias en Colombia, Corea y Estados Unidos, que si bien han arrojado avances significativos, son insuficientes para ponerle feliz término a esta trascendental negociación, referente económico y político fundamental para la agenda comercial en Asia de la administración Santos.

Al examinar el comunicado oficial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo se destaca la cantidad de tareas inacabadas, incluso después de terminada la ronda efectuada en el Hotel Almirante de Cartagena a las 4:30 de la madrugada del sábado 28 de abril.

La trasnochada sirvió para finiquitar las mesas de cooperación y compras públicas, que si bien son importantes, se encuentran alejadas del meollo de la negociación: el acceso a los mercados agropecuarios e industriales, inversión extranjera, reglas de origen, medidas sanitarias, propiedad intelectual, comercio y desarrollo sostenible.

La experiencia enseña que en estas circunstancias, concluir una negociación con tantos asuntos pendientes, algunos ciertamente contenciosos, era una auténtica quimera.

A nivel técnico, la información fragmentaria disponible parece confirmar que son tres las cuestiones que impidieron el avance hacia la fase final de la negociación. Corea pretende excluir los productos lácteos, de interés ofensivo para nuestro país, y al mismo tiempo exige que los vehículos y electrodomésticos tengan las mismas condiciones de acceso otorgadas por Colombia a Estados Unidos y la Unión Europea.

El segundo elemento tiene que ver con la renuencia coreana a eliminar los subsidios a la agricultura, pues en este sector, a diferencia del industrial en el que actúa como potencia global, se presenta como un país en vía de desarrollo.

El tercer asunto tiene que ver con la política cafetera, que en oposición a lo negociado previamente al Acuerdo Comercial con la Unión Europea se excluía de toda disciplina.

Corea ha tomado inteligente ventaja del referente consentido con los europeos -validado por la Federación Nacional de Cafeteros- e incluyó un texto en el cual establece la obligación de revisar la necesidad de mantener la contribución cafetera y los controles de calidad dentro de los 10 años siguientes a la entrada en vigor del TLC. Así las cosas, el cierre pinta color de hormiga.

Fuente: Portafolio


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