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Cómo moldeó el colonialismo los tratados de libre comercio: de las colonias al neoliberalismo (3/3 partes)

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The smelter in La Oroya, Peru (photo credit: Caroline Weill)

7 de junio, 2023

Cómo moldeó el colonialismo los tratados de libre comercio: de las colonias al neoliberalismo (3/3 partes)

por bilaterals.org

Esta serie en tres partes brinda una perspectiva histórica sobre los acuerdos de libre comercio y los tratados bilaterales de inversión. Argumenta que la ideología del libre mercado y las leyes que han gobernado el comercio internacional durante los pasados treinta años tienen sus raíces en la historia del colonialismo. Las relaciones de poder heredadas de la era colonial han establecido los fundamentos del comercio internacional moderno. Una evaluación seria sobre la naturaleza de estos tratados de comercio e inversión es esencial para enfrentar los problemas que tales acuerdos crean. La primera parte explora el desarrollo del comercio internacional en el amanecer del colonialismo. La segunda parte muestra que las compañías y Estados coloniales moldearon el comercio internacional y las reglas de inversión. Finalmente, la tercera parte examina cómo es que las prácticas actuales de libre comercio reflejan su legado colonial.

Puntos clave:

  • Las prácticas coloniales todavía se sienten hoy, ya que los Estados exportadores de capital y sus inversionistas modelan las reglas del comercio y la inversión ignorando a las poblaciones de los países que importan estos capitales.
  • Los tratados de libre comercio ponen presión en los países del Sur Global para que desarrollen actividades que cumplan con las demandas de los países ricos, y que compitan entre ellos para atraer a inversionistas mediante la adopción de regulaciones “amigables con la inversión” aunque sacrifiquen los derechos de los pueblos y el medio ambiente.
  • Las reformas a los tratados de libre comercio que alegan servir a la inclusión, la sustentabilidad, el desarrollo, las preocupaciones sociales y demás, tan sólo perpetúan las dinámicas de poder del pasado y el presente, pues están ancladas al colonialismo.

La primera parte demostró que el desarrollo del comercio internacional no fue en absoluto "natural", sino el resultado de la acción deliberada de Estados y comerciantes a finales de la Edad Media. La segunda parte tenía por objeto demostrar que el derecho internacional del comercio y de las inversiones fue configurado por las empresas coloniales con el apoyo de los Estados coloniales, y más tarde por las empresas transnacionales y los países occidentales, con el fin de promover sus intereses. El triunfo del neoliberalismo tras la caída del imperio soviético abrió nuevas oportunidades a estas corporaciones.

La edad dorada del capitalismo neoliberal

En los años ochenta, los programas de ajuste estructural patrocinados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que buscaron liberalizar las economías golpeadas por la deuda, fueron precursores del viraje en los paradigmas. El colapso de la Unión Soviética significó que muchos países perdieran una importante fuente de asistencia, comercio y protección diplomática. Países así en el Sur Global o en el centro o el este de Europa necesitaban atraer inversión extranjera y demostrar a sus nuevos socios que habían dejado atrás el comunismo. Era una nueva época y el nuevo mantra era la liberalización del mercado y ya se le consideraba la solución a diversas y múltiples penurias económicas.

Aunque para 1990 se habían firmado unos 500 tratados de inversión, más de 2500 nuevos tratados surgieron hacia 2010. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte entró en vigor en 1994. Fue el primer tratado integral, moderno, de libre comercio, y contenía reglas amigables con las corporaciones, de muy vastos efectos que nadie había visto antes. En 1995, se estableció la Organización Mundial de Comercio (OMC) para regular el comercio internacional. Docenas de tratados de libre comercio se pactaron al filo del nuevo milenio, lo que empujó a la OMC y al TLCAN a delinear reglas promotoras de mayor liberalización. Muchas más siguen negociándose ahora.

A través de estos nuevos acuerdos, las empresas han desplazado su atención de los aranceles o la protección frente a la expropiación, y ponen hoy su atención en las leyes y normativas que consideran obstáculos para sus beneficios (reales o previstos), conocidas como barreras no arancelarias.

Los tratados de libre comercio e inversión han buscado enfrentar las legislaciones locales asegurándole a las corporaciones que las partes en estos tratados brindarán un ambiente legal estable —algo que las compañías extranjeras siempre buscaban en los contratos de inversión. Por ejemplo, una vez que un país ha firmado uno de tales acuerdos, puede encontrar más difícil la introducción de estándares ambientales o de salud más estrictos, o emprender mayores protecciones laborales o la renacionalización de un servicio, incluso a la luz de nueva evidencia científica o de una votación democrática. Proseguir con esas regulaciones afines al interés público puede conducir a que sometan al país a un tribunal de arbitraje. Los tratados de libre comercio e inversión especifican que las compañías deben ser tratadas con justicia y equidad contra la expropiación indirecta que devalúa las inversiones de las compañías, lo que los mecanismos de arbitraje de disputas entre inversionistas y Estados [o ISDS por sus siglas en inglés] han interpretado como promover el respeto a las legítimas expectativas de las compañías, digamos contar con un marco regulatorio que amarre a los gobiernos para que no altere las leyes, los estándares u otras medidas. ¿Pero acaso las leyes que protegen a la gente y al ambiente no son justas y equitativas?

Hay muchos ejemplos de países que han tenido que pagar enormes multas a compañías por tomar medidas en favor del interés público. A México se le ordenó pagar 16 millones de dólares a Metalclad, una firma estadounidense de desechos tóxicos, por negarse a conceder un permiso de construcción para la expansión de un tiradero de desechos. [1] Algunas veces la mera amenaza de someter a algún país al tribunal ISDS es suficiente para que un gobierno cuestione la implementación de una ley, como fue el caso de Togo, que recibió la amenaza de Philip Morris cuando estaba considerando la introducción del empaquetado simple, sin logos ni imagen corporativa. [2] Como en los días del colonialismo, las opiniones de los Estados exportadores de capital y sus inversionistas determinan lo que es justo y equitativo, mientras que se ignora a las poblaciones de los países que importan esos capitales.

Más allá de estos ejemplos específicos, a lo largo de los últimos 500 años el comercio internacional ha creado una economía mundial donde la periferia gira alrededor del centro y las necesidades de éste determinan las actividades económicas de tal periferia. En el siglo XIX, Inglaterra impuso reglas arancelarias que gravaban pesadamente las exportaciones textiles de India al Reino Unido y a la vez concedían un acceso preferencial a sus productos de algodón. Esta política transformó a India en importadora de algodón siendo que había sido exportadora, y la puso a desarrollar cultivos de exportación para las fábricas inglesas (té, café, caucho, opio y algodón en crudo). Esto reestructuró el paisaje económico según las necesidades inglesas, lo que ocasionó una caída en los estándares de vida y una masiva desindustrialización. Eventualmente, esto desembocó en hambrunas durante la segunda mitad del siglo XIX. [3]

Forest fires in Michoacán, Mexico, as a key way to grab land for avocado plantations (photo credits: Lauro Rodríguez / El Suspicaz)

Centro y periferia

De un modo semejante, hoy los tratados de comercio ponen presiones sobre los países del Sur Global en la periferia para que desarrollen actividades que cumplan las demandas de los países ricos del centro, sin que importen en lo más mínimo las preocupaciones sociales y ambientales locales.

Los TLC limitan el espacio disponible para políticas que, estando a disposición del Sur Global, pudieran promover el desarrollo de las industrias domésticas. Éstos pueden restringir el uso de subsidios, las barreras al comercio, las licitaciones de compra gubernamental, o cualquiera otra medida que pueda proteger a las industriales nacionales y readecúe las inequidades frente a la competencia de las compañías desarrolladas con sede en los países ricos. Por ejemplo, los Acuerdos de Asociación Económica de la Unión Europea (EPAs por sus siglas en inglés), requieren que los países africanos eliminen sus aranceles a las exportaciones de la Unión pero no le exigen a la UE que elimine los subsidios a sus productos agrícolas, lo que promueve el comercio desleal de productos lácteos europeos a expensas de quienes producen lácteos en pequeña escala. [4] En la propuesta del acuerdo comercial con India, la Unión Europea presiona al gobierno de la India a que abra su licitación pública a las compañías europeas. Si esta demanda se incluye en el texto final, las compañías locales perderán mucho, puesto que la licitación es utilizada como una política de desarrollo activo que respaldaría a las industrias pequeñas, a las empresas de los pequeños poblados o las corporaciones de mujeres en pos del desarrollo. [5]

Las nacientes industrias necesitan medidas proteccionistas para poder crecer. Las compañías de países como el Reino Unido, Francia, Estados Unidos, China, Corea, Japón, por nombrar sólo unos cuantos, todos se han beneficiado de tales políticas. Como lo señalaron los premios Nobel Joseph Stiglitz y Andrew Charlton: “A la fecha, ningún país en desarrollo, que sea exitoso, ha logrado avanzar con tan sólo un enfoque de libre comercio”. [6] Al presionar con políticas excluyentes, los países ricos del centro buscan mantener a los países de la periferia en una posición subordinada.

Pese a la retórica que insiste en lo contrario, el TLC Chile-Unión Europea, recién firmado, es otro ejemplo. Con claridad afirma que “ninguna parte podrá imponer un precio mayor a las exportaciones de bienes energéticos o materias primas a la otra parte, que lo que sea el costo de dichos bienes destinados al mercado interno”. [7] Chile tiene unas de las mayores reservas de litio del mundo, y la Unión Europea busca ese mineral para lo que le llaman su transición energética. Al evitar que Chile proteja su industria doméstica, la UE busca que Chile se mantenga como proveedor de materias primas a bajo costo en vez de llegar a ser un vendedor de productos refinados de gran valor añadido.

Las prácticas del sector minero, dominado en gran medida por compañías occidentales (y chinas) en todo el mundo, y que están protegidas y apoyadas por los tratados de libre comercio, nos rememoran en particular los antiguos métodos coloniales. En el poblado peruano de La Oroya, la minería a gran escala comenzó hace 500 años, cuando los conquistadores españoles establecieron sus asentamientos. En ese entonces, los españoles forzaban a los pueblos indígenas a trabajar en las minas en brutales condiciones y luego enviaban los minerales extraídos a España.

La minería se volvió más extensiva y destructiva a principios del siglo XX cuando la firma estadounidense, Cerro de Paso Corporation, comenzó a operar una fundición —hasta que se fue a la bancarrota en 2009. La compañía dejó tras de si una vasta deuda y un desastre ecológico, pero sí hizo llegar a Estados Unidos enormes ganancias. [8] Añadiendo insultos a las injurias, su compañía pariente, Renco, dos veces ha llevado a juicio al Estado peruano bajo el TLC Estados Unidos-Perú, alegando que el país no le ha dado un trato justo y equitativo. [9] La situación de La Oroya y el daño sufrido por su gente muestra cómo pueden operar las corporaciones con impunidad gracias a las reglas internacionales de comercio.

Esta clase de lógica asimétrica también domina la alimentación y la agricultura. El sector ha sido central en el comercio internacional desde los primeros días del colonialismo, cuando los productos exóticos (como el café, el té, las especias y el azúcar) comenzaron a ser más y más populares en Europa. En ese momento, los comerciantes internacionales, que operaban sobre la base de métodos capitalistas de comercio al mayoreo, dominaban el comercio internacional de los alimentos. Las especias, por ejemplo, fueron esenciales para el desarrollo de la Dutch East India Company, líder mundial en los negocios.

De un modo semejante, los alimentos y la agricultura han sido un punto clave para las negociaciones comerciales en los últimos 30 años. Los modelos de libre comercio priorizan las exportaciones y empujan la producción agrícola hacia los mercados internacionales de exportación. Las antiguas colonias continúan produciendo para exportar comida que satisfaga las demandas de los antiguos colonizadores, sin importar las necesidades de las poblaciones locales, y así continúan la tendencia colonial. Muchas compañías de agronegocios se establecieron durante la época colonial y continúan operando hasta ahora. Éste es el caso de dos compañías francesas: la Compagnie Fruitière, fundada por Robert Fabre en 1938 para exportar frutas exóticas de África, y Socfin, una líder productora de aceite de palma y caucho en África, y que se fundó en 1909.

En México, la producción de aguacate ilustra cómo dañan los modos de vida locales y los entornos estos tratados de comercio, al transformar radicalmente la economía. Las importaciones mexicanas de aguacate fueron prohibidas en Estados Unidos entre 1914 y 1997, pero la prohibición se levantó tras la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Desde entonces, el país ha sufrido un viraje dramático convirtiéndose en el principal exportador de aguacate a Estados Unidos, [10] donde la demanda ha crecido. [11] Tan sólo en la región de Michoacán, donde se produce la mayoría de esa fruta, el área dedicada a las huertas de aguacate creció de cerca de 79 mil hectáreas a 170 mil hectáreas entre 2000 y 2020. [12] Esta afluencia en la producción ha cobrado su cuota en Michoacán, donde hay un consumo muy alto de agua, hay un incremento en el uso de agroquímicos, hay amenazas a la biodiversidad, una degradación ambiental por la deforestación [13] y un aumento en la violencia vinculado al crimen organizado que se involucra en la cadena de suministro del aguacate. [14]

Hoy, el nuevo reino del comercio digital, o “e-commerce”, le añade otras reglas a la mezcla. La agenda de comercio digital de los países ricos busca “minar” datos gratis desde el Sur Global, enviándolos a sus sedes desde donde puedan ser procesados y vender, de vuelta en el Sur, los servicios digitales terminados. Al prohibir las protecciones domésticas en el sector digital, tales como los aranceles a los productos digitales o la habilidad para procesar datos localmente, los estándares internacionales de comercio evitan que los países más pobres desarrollen sus propias industrias digitales. Por años, Uber fue capaz de redirigir algunas de sus ganancias a su subsidiaria en Bermuda mientras pagaba muy pocos impuestos en los países que le generaban ganancia, de Argentina a India vía Kenya, y además enviarle datos a sus servidores en Estados Unidos. Estas reglas fueron impulsadas por muchos acuerdos comerciales recientes, tales como el T-MEC o USMCA entre Canadá, Estados Unidos y México, o en el acuerdo mejorado que aún está en la mesa de negociación entre la Unión Europea y el bloque regional de África oriental y del Sur. [15]

Protest against the free trade agreement between the European Union and India in 2010 (photo credit: Médecins Sans Frontières)

La reforma es imposible

El comercio mundial no ha cambiado mucho desde tiempos coloniales. Sigue estando dominado por corporaciones poderosas, casi todas de Occidente, que han modelado y continúan moldeando las reglas internacionales basadas en sus propios intereses y concepciones de la propiedad privada, la tierra, el ambiente y otras cuestiones. Los tratados de libre comercio e inversión tienen una larga historia enraizada en el colonialismo, la explotación y el despojo en el Sur Global. Son el legado de un largo y gradual proceso mediante el cual las potencias occidentales aseguraron la dominación política y comercial por todo el mundo a través de “redes comerciales, expansión colonial, conflictos militares, tratados de capitulación y e imposición, la concesión de extensivas concesiones a extranjeros y el establecimiento de jurisdicciones extraterritoriales dentro de los territorios no europeos”. [16]

Los TLC y los TBI son instrumentos inherentes del imperialismo corporativo. Empujan a los gobiernos del Sur Global a competir entre ellos para atraer a inversionistas extranjeros mediante la adopción de regulaciones “amigables con las inversiones” y el sacrificio de los derechos de la gente, en una carrera al fondo que sólo pueden ganar las grandes corporaciones.

Francia, Holanda, el Reino Unido, todos antiguas potencias coloniales, han firmado más de 300 TBI. Los abogados corporativos continúan diseñando lo que se incluye en los acuerdos comerciales. Por ejemplo, las demandas de los grupos de cabildeo canadienses y europeos pueden encontrarse casi palabra por palabra en el texto final del tratado Unión Europea-Canadá. [17] Durante la administración Obama, el anterior director de un importante grupo de cabildeo de Big Tech redactó la política comercial de Estados Unidos sobre digitalización. Se volvió la propuesta de e-commerce en la OMC y ha sido impulsada en los acuerdos bilaterales también. El espíritu de Grotius sigue vivo.

En este sentido, como bilaterals.org ha apuntado en alguna otra parte, [18] debemos examinar con gran escrutinio las reformas a los TLC o a los TBI que alegan servir a la inclusión, a la sustentabilidad, al desarrollo y a las preocupaciones sociales y demás, pues simplemente se acomodan a la hegemonía corporativa en lugar de confrontarla. Todos estos términos de moda han estado presentes en los modelos de responsabilidad social corporativa y son solamente un ejemplo más de cómo el capitalismo se reinventa a sí mismo para sobrevivir frente a sus nuevos desafíos. La mera inclusión de previsiones “más justas” en un tratado de libre comercio no esconde la verdadera naturaleza y propósito de estos acuerdos.

El colonialismo y los tratados de libre comercio también comparten una historia de resistencias. Al colonialismo se le resistió. Muchos levantamientos y rebeliones ocurrieron en Haití, India, Sudáfrica, Perú, Sudán y en muchas otras partes. Estos movimientos fueron motivados por un espectro de factores incluida la explotación económica, la opresión política, la marginación cultural y las luchas en pos de un poder político. La independencia, eventualmente, se ganó.

Contra los tratados de libre comercio e inversión también se ha resistido, mucho. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte disparó una oposición popular muy fuerte, incluido el levantamiento zapatista. El Área de Libre Comercio de las Américas encaró una fiera oposición en todo el continente y eventualmente fue abandonada. La presión pública en India forzó al gobierno a retirarse de la Asociación Económica Integral Regional. El Acuerdo de Asociación Económica entre la Unión Europea y África occidental no ha podido aún entrar en vigor debido a la sostenida oposición. Algunos Estados del Sur Global se han retirado de tratados incluido el mecanismo de arbitraje entre Inversionistas y Estados después de años de abuso, gracias a campañas que involucraron a las organizaciones de la sociedad civil y a académicos además de las protestas en el terreno.

La historia muestra que estas campañas de resistencia fueron posibles gracias a la construcción de coaliciones amplias, a la movilización de movimientos de base y a la seria aspiración de no conformarnos con menos que un cambio de sistema.

Footnotes:

[1“Metalclad vs. Mexico: toxic waste”, Public Citizen, April 2021, https://isds.bilaterals.org/?metalclad-vs-mexico-toxic-waste

[2Quand Philip Morris empêche le Togo de lutter contre le tabagisme”, Franceinfo, 5 December 2017, https://www.bilaterals.org/?quand-philip-morris-empeche-le

[3Adda, J., La mondialisation de l’économie, La Découverte, 2001; Bairoch, P., Le tiers monde dans l’impasse, Gallimard, 1971

[4Berthelot, J., “Le baiser de la mort de l’Europe à l’Afrique”, Mediapart, 31 août 2014, https://www.bilaterals.org/?le-baiser-de-la-mort-de-l-europe-a; Berthelot, J., “The huge dumping of extra-EU exports of dairy products and to the EPAs of West Africa, SADC, CEMAC and EAC in 2016”, SOL, 2017, https://www.bilaterals.org/?the-huge-dumping-of-extra-eu

[5Sengupta, R., “Development opportunities or challenges”, Rosa Luxemburg Stiftung, 2023

[6Stiglitz, J. and Charlton, A., Fair trade for all: how trade can promote development, Oxford University Press, 2007

[7“EU-Chile FTA text”, European Commission, 2022, https://www.bilaterals.org/?eu-chile-fta-text-2022

[8Weill, C., “L’essor de l’extractivisme, moteur de la « recolonisation » du Pérou et de l’Amérique latine”, Passerelles, no. 24, 2023

[10Entre 2000 y 2021, las exportaciones de aguacate desde Mexico Estados Unidos crecieron casi treinta veces y el valor de su mercado creció casi 60 veces. (FAOSTAT)

[11USDA, Economic Research Service, Imports play dominant role as U.S. demand for avocados climbs, 2020, https://www.ers.usda.gov/data-products/chart-gallery/gallery/chart-detail/?chartId=98071

[12"Estadística de producción agrícola”, Gobierno de México http://infosiap.siap.gob.mx/gobmx/datosAbiertos_a.php

[13Cho, K., Environmental impacts of the U.S.-Mexico avocado supply chain, Thesis, University of Michigan, 2020, https://deepblue.lib.umich.edu/handle/2027.42/154993; Espinosa Gasca, E., “Berries: frutos rojos, puntos rojos”, en Colectivo por la Autonomía y GRAIN (eds.), Los invernaderos industriales atropellan imponiendo su lógica urbana, 2021, https://www.ceccam.org/sites/default/files/Berries%20CECCAM%20.pdf; “La guerra por el Aguacate: deforestación y contaminación imparables”, Metapolítica, 24 June 2019, https://www.biodiversidadla.org/Noticias/La-guerra-por-el-Aguacate-deforestacion-y-contaminacion-imparables

[14GRAIN & Colectivo por la Autonomía, “The Avocados of Wrath”, GRAIN, 2023, https://grain.org/en/article/6985-the-avocados-of-wrath; Stevenson, M., “Mexican town protects forest from avocado growers and drug cartels”, Los Angeles Times, 31 January 2022, https://www.latimes.com/world-nation/story/2022-01-31/mexican-town-protects-forest-from-avocado-growers-cartels; Linthicum, K., “La guerra del narco para controlar la multimillonaria industria del aguacate en México”, Los Angeles Times, 21 November 2019, https://www.latimes.com/espanol/mexico/articulo/2019-11-21/mexico-cartel-violencia-aguacates; “Territorio Reportaje || Aguacate, Negocio, Ecocidio y Crimen | Parte 7”, Canal 44, 20 October 2022, YouTube, https://youtu.be/GSz8xihdsTI

[15Scassera, S. and Martinez Elebi, C., “Digital colonialism: analysis of Europe’s trade agenda”, TNI, 2021

[16Miles, K., “International investment law: origins, imperialism and conceptualizing the environment”, Colorado Journal of International Environmental Law and Policy, vol. 21, no. 1, pp.1-48, 2010

[17Regulatory cooperation’: big business’ wishes come true in TTIP and CETA”, Corporate Europe Observatory, German NGO Forum on Environment and Development, Global Justice Now, Lobby Control, Power Shift, 2017, https://corporateeurope.org/sites/default/files/attachments/ceo_regulatory_cooperation_06.1.pdf

[18bilaterals.org, “Qué responderán los movimientos sociales a las políticas comerciales actuales?, 3 de julio de 2017


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